Para nuestros antepasados de las cavernas, las muelas del juicio eran una pieza fundamental en su funcionamiento diario, ya que les ayudaban a masticar los alimentos más duros, como carne cruda o raíces. ¿Actualmente? Parece que solo sirven para generar problemas y lo cierto es que, generalmente, así es. A medida que hemos ido evolucionando como especie humana, tras miles de años, nuestros maxilares (los huesos que forman la mandíbula) han ido reduciendo su tamaño pero, en cambio, hemos mantenido el mismo número de dientes: 32. Los especialistas apuntan a que, con el paso del tiempo, dejarán de existir, pero, de momento, se debe controlar su posible influencia negativa en nuestra salud bucal.
Dos tercios de la población afectada
Conocidas también por los profesionales como “tercer molar” o “cordales”, las muelas del juicio suelen aparecer entre los 16 y los 25 años, aproximadamente, aunque también puede ocurrir que no lo hagan nunca. Las personas tenemos cuatro muelas cordales, una por cada cuadrante bucal, que se encuentran situadas al fondo de la boca, en la última posición de la línea de la dentadura. Su presencia es importante porque pueden afectar al desarrollo de otros dientes, empujándolos o saliendo torcidas.
Según datos de la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial (SECOM), las muelas del juicio causan problemas a dos tercios de la población. Un 72% tiene al menos un cordal inferior con dificultad de erupción, mientras que un 45% tiene problemas en la salida del cordal superior. La SECOM también advierte en contra de la extracción preventiva de las muelas del juicio si estas son asintomáticas, no ocasionan ninguna molestia o patología y están cubiertas por mucosa y hueso.
Si, por el contrario, la muela asoma en la boca pero está atascada y no acaba de erupcionar es aconsejable la exodoncia (extracción de la/s piezas), pues al abrirse la encía, hay riesgo de infección. También si generan otros síntomas, como dolor, molestias agudas, aparición de quistes, etc. La pericoraniritis (irritación de la mucosa que envuelve la muela) es la causante del dolor que producen estos molares.
¿Fuente de células madre?
El año pasado, la Universidad Internacional de Cataluña llevó a cabo un estudio en el que demostraba que las muelas del juicio contienen poblaciones de células madre a partir de las cuales se pueden generar diferentes tejidos, como el óseo, el hepático y el neuronal.
Quizá, después de todo, sí podamos hacerles un hueco en nuestra evolución.
Fuente: SECOM (www.secom.org)
Para nuestros antepasados de las cavernas, las muelas del juicio eran una pieza fundamental en su funcionamiento diario, ya que les ayudaban a masticar los alimentos más duros, como carne cruda o raíces. ¿Actualmente? Parece que solo sirven para generar problemas y lo cierto es que, generalmente, así es. A medida que hemos ido evolucionando como especie humana, tras miles de años, nuestros maxilares (los huesos que forman la mandíbula) han ido reduciendo su tamaño pero, en cambio, hemos mantenido el mismo número de dientes: 32. Los especialistas apuntan a que, con el paso del tiempo, dejarán de existir, pero, de momento, se debe controlar su posible influencia negativa en nuestra salud bucal.
Dos tercios de la población afectada
Conocidas también por los profesionales como “tercer molar” o “cordales”, las muelas del juicio suelen aparecer entre los 16 y los 25 años, aproximadamente, aunque también puede ocurrir que no lo hagan nunca. Las personas tenemos cuatro muelas cordales, una por cada cuadrante bucal, que se encuentran situadas al fondo de la boca, en la última posición de la línea de la dentadura. Su presencia es importante porque pueden afectar al desarrollo de otros dientes, empujándolos o saliendo torcidas.
Según datos de la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial (SECOM), las muelas del juicio causan problemas a dos tercios de la población. Un 72% tiene al menos un cordal inferior con dificultad de erupción, mientras que un 45% tiene problemas en la salida del cordal superior. La SECOM también advierte en contra de la extracción preventiva de las muelas del juicio si estas son asintomáticas, no ocasionan ninguna molestia o patología y están cubiertas por mucosa y hueso.
Si, por el contrario, la muela asoma en la boca pero está atascada y no acaba de erupcionar es aconsejable la exodoncia (extracción de la/s piezas), pues al abrirse la encía, hay riesgo de infección. También si generan otros síntomas, como dolor, molestias agudas, aparición de quistes, etc. La pericoraniritis (irritación de la mucosa que envuelve la muela) es la causante del dolor que producen estos molares.
¿Fuente de células madre?
El año pasado, la Universidad Internacional de Cataluña llevó a cabo un estudio en el que demostraba que las muelas del juicio contienen poblaciones de células madre a partir de las cuales se pueden generar diferentes tejidos, como el óseo, el hepático y el neuronal.
Quizá, después de todo, sí podamos hacerles un hueco en nuestra evolución.
Fuente: SECOM (www.secom.org)
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