Entre los niños y adolescentes la afección bucal más habitual es la caries. La principal arma para luchar contra ella sigue y seguirá siendo la prevención a través de una adecuada salud bucodental, siendo clave el cepillado y una higiene adecuados. Como complemento no muy conocido y a tener en cuenta está el sellado dental.
Utilizado desde hace décadas, el sellado dental consiste –como su nombre indica– en sellar las fosas y fisuras de los dientes que pueden favorecer el crecimiento de bacterias y gérmenes, que, a su vez, transforman los restos de comida y azúcares en ácidos que dañarán el esmalte y provocarán la caries.
Es una técnica preventiva útil, según los especialistas, a cualquier edad, tanto en la primera dentición –la de leche– como en la permanente. Incluso varios expertos afirman que el sellado en dientes con pequeñas caries es efectivo para impedir su extensión.
Según la Sociedad Española de Odontopediatría, los sellados reducen el riesgo de sufrir caries en niños y adolescentes, en torno al 86% después de un año y en un 58% a los 4 años
¿Es realmente efectiva esta técnica? Según la Sociedad Española de Odontopediatría, los sellados reducen el riesgo de sufrir caries en niños y adolescentes: en torno al 86% después de un año y en un 58% a los 4 años.
Sin embargo, y a pesar de estas evidentes ventajas, el sellado sigue sin ser una técnica universalmente aplicada. ¿La razón? Ante todo es psicológica, puesto que es muy difícil educar a los usuarios –en este caso, a los padres– sobre una técnica que actúa antes de la aparición de las caries. Siempre se piensa en la limpieza como lo más efectivo y, en caso de aparecer la afección, ya se aplicará el remedio.
El sellado se realiza con una sustancia líquida (de resina o ionómero/polímero de vidrio) que se aplica en las zonas del diente con el riesgo más elevado de caries –en este caso, las fisuras y fosas–. La técnica es simple pero muy meticulosa y se debe controlar el estado del sellado en las visitas periódicas al especialista.
De cualquier manera, la mejor opción es siempre consultar con nuestro odontólogo, visitarlo periódicamente para revisar el estado general de la boca de los más jóvenes y las posibles técnicas a realizar, y no olvidar que una correcta higiene bucal es la mejor herramienta para mantener sana la boca de los más pequeños.
Fuentes:
Entre los niños y adolescentes la afección bucal más habitual es la caries. La principal arma para luchar contra ella sigue y seguirá siendo la prevención a través de una adecuada salud bucodental, siendo clave el cepillado y una higiene adecuados. Como complemento no muy conocido y a tener en cuenta está el sellado dental.
Utilizado desde hace décadas, el sellado dental consiste –como su nombre indica– en sellar las fosas y fisuras de los dientes que pueden favorecer el crecimiento de bacterias y gérmenes, que, a su vez, transforman los restos de comida y azúcares en ácidos que dañarán el esmalte y provocarán la caries.
Es una técnica preventiva útil, según los especialistas, a cualquier edad, tanto en la primera dentición –la de leche– como en la permanente. Incluso varios expertos afirman que el sellado en dientes con pequeñas caries es efectivo para impedir su extensión.
Según la Sociedad Española de Odontopediatría, los sellados reducen el riesgo de sufrir caries en niños y adolescentes, en torno al 86% después de un año y en un 58% a los 4 años
¿Es realmente efectiva esta técnica? Según la Sociedad Española de Odontopediatría, los sellados reducen el riesgo de sufrir caries en niños y adolescentes: en torno al 86% después de un año y en un 58% a los 4 años.
Sin embargo, y a pesar de estas evidentes ventajas, el sellado sigue sin ser una técnica universalmente aplicada. ¿La razón? Ante todo es psicológica, puesto que es muy difícil educar a los usuarios –en este caso, a los padres– sobre una técnica que actúa antes de la aparición de las caries. Siempre se piensa en la limpieza como lo más efectivo y, en caso de aparecer la afección, ya se aplicará el remedio.
El sellado se realiza con una sustancia líquida (de resina o ionómero/polímero de vidrio) que se aplica en las zonas del diente con el riesgo más elevado de caries –en este caso, las fisuras y fosas–. La técnica es simple pero muy meticulosa y se debe controlar el estado del sellado en las visitas periódicas al especialista.
De cualquier manera, la mejor opción es siempre consultar con nuestro odontólogo, visitarlo periódicamente para revisar el estado general de la boca de los más jóvenes y las posibles técnicas a realizar, y no olvidar que una correcta higiene bucal es la mejor herramienta para mantener sana la boca de los más pequeños.
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