La caries es una enfermedad que acompaña al ser humano desde el principio de la civilización. Los análisis de esqueletos de restos arqueológicos datan la aparición de la caries hacia el Paleolítico Superior en torno a los 15.000 AC y se debería al inicio en el consumo de bellotas por parte de esos antepasados prehistóricos.
De todas formas, no fue hasta finales del siglo XIX, y gracias al desarrollo de la microbiología, que se estableció la causa infecciosa de la caries. Desde entonces mucho se ha hablado de una bacteria en concreto, el Streptococcus Mutans, como agente casi exclusivo en la formación de la caries.
Sin embargo, durante los últimos años y gracias a nuevas técnicas microbiológicas parece que la etiología infecciosa de la caries es bastante más complicada de lo que pensábamos.
Un grupo de investigadores de Valencia ha realizado estudios de pirosecuenciación mediante muestras tanto de ADN como de ARN de lesiones de caries de distintos individuos y en distintas localizaciones y los resultados son sorprendentes. (1)
Contrariamente a lo que se pensaba y en las muestras analizadas, el Streptococcus Mutans no representaba ni el 1% del conjunto de bacterias de las distintas lesiones. De esta forma se observó una gran complejidad bacteriana y además ésta dependía del tejido y la localización dentro del diente. Así en lesiones cariosas de dentina prácticamente sólo encontraban lactobacilos y los estreptococos en general no suponían ni la mitad del conjunto bacteriano de las lesiones activas en esmalte.
Sin duda, estos resultados deberán ser contrastados con más estudios y en distintas poblaciones, pero nos ofrecen una idea sobre la naturaleza polimicrobiana de la caries y de cómo ésta puede cambiar según el tejido y la localización en el diente.
Gracias a estos hallazgos las estrategias diagnósticas y de tratamiento pueden adquirir nuevas perspectivas desde muchos ámbitos y podrían ser un primer paso para acabar en un futuro con la epidemia de la caries.