Consejos para una boca sana
07 sep 2016
Si hay un instrumento, y sobre todo un sonido, que caracteriza la visita a una consulta odontológica ese es el torno o instrumental rotatorio, especialmente la turbina. En realidad es un instrumento más complejo que incluye un elemento rotatorio y una parte activa, las fresas, que son intercambiables según el uso que vaya a realizar el dentista.
El uso de tornos para los tratamientos dentales es muy antiguo. Hay pruebas de su utilización en la Edad del Bronce, pero el aparato moderno debe su invención al británico George Harrington en la segunda mitad del siglo XIX. Era un modelo que giraba durante apenas dos minutos gracias a un mecanismo de cuerda. Años más tarde se modernizó acoplando un pedal que accionaba el mismo dentista y ya a finales de siglo se patentó el primer torno eléctrico.
Los modernos tornos dentales están accionados, a través de una manguera, por turbina de gas (aire comprimido), un modo más seguro que el eléctrico ya que se utiliza en un entorno en donde hay agua y saliva.
Los tornos, el instrumental rotatorio, dependiendo de su velocidad pueden ser turbinas o micromotores. Los primeros pueden alcanzar entre las 100.000 y las 500.000 revoluciones por minutos. Gracias a esa gran velocidad, y dependiendo del tipo de fresa que se acople, se pueden eliminar tejidos duros del diente en tratamientos como la caries. Por su parte, los micromotores cuentan con velocidades más bajas para poder realizar tratamientos en tejidos semiduros del diente. En este último caso, son muy utilizados los micromotores impulsados por energía eléctrica de bajo voltaje, con un control muy preciso de la velocidad.
Ambos instrumentos rotatorios suelen tener una forma ligeramente angulada para permitir al dentista un fácil acceso a la boca del paciente. Igualmente, para facilitar la visión de la zona a tratar, están apareciendo instrumentos equipados con luces LED en su cabezal.
Acoplado al instrumental rotatorio estarían los diferentes tipos de fresas. Su funcionamiento y funcionalidad es similar a las fresas utilizadas en máquinas industriales para labrar multitud de materiales. En el caso de los tornos dentales, las fresas trabajan sobre esmalte y sobre tejidos dentino-pulpares.
Por el tipo de instrumento rotario al que se acoplan, las fresas dentales pueden ser de contrángulo, de pieza de mano o de turbina. Por su forma, las hay de múltiples tipos, aunque las más comunes son fresas redondas, de pera y Chámfer. Por último, debido a la dureza del material sobre el que tienen que trabajar, las fresas pueden ser de polvo de diamante, de acero y de carburo de tungsteno.
Debido a la rapidez de movimiento de las fresas se genera mucha fricción y calor. Por ello, en el cabezal de los instrumentos rotatorios se encuentra un sistema de salida de agua que irriga la fresa y permite una utilización óptima de la misma sin dañar la pulpa dentaria.
Los tornos o instrumental rotatorio se convierten, así, en un valioso activo para el odontólogo en la realización de tratamientos dentales. Sin embargo, cuenta con el hándicap del ruido o zumbido que genera la turbina y que a muchos pacientes incomoda o incluso aterra. Para evitarlo la nueva generación de instrumentos son mucho más silenciosas y se han realizado numerosos estudios para mitigar o, al menos, enmascarar el ruido con sistemas de filtración adaptativa de ondas de sonido.
Fuentes:
“Instrumental Dental I”
Escuela Politécnica Superior de Zamora. “Cómo funciona el torno (que realmente es una fresa) de un dentista”
British Dental Association. “Clockwork drill and dental engine”
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