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Fases del mantenimiento periodontal
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Información

Fases del mantenimiento periodontal

La periodontitis es una enfermedad periodontal crónica que afecta a los tejidos que sujetan los dientes, y cuando progresa, puede provocar movilidad y pérdida dentaria. El tratamiento activo controla la infección, pero la clave para mantener los resultados en el tiempo está en el mantenimiento periodontal a través de revisiones periódicas, higiene cuidada y ajustes cuando aparecen señales de alerta.


En las próximas líneas te contamos qué es la periodontitis, cómo se aborda el tratamiento inicial, qué se hace en las visitas de control y por qué el seguimiento marca el pronóstico a largo plazo.


¿Qué es la periodontitis y la enfermedad periodontal?


La periodontitis es una inflamación crónica causada por bacterias del biofilm (la placa) que destruye progresivamente el periodonto, que es la encía, el ligamento periodontal y el hueso alveolar. A diferencia de la gingivitis, que afecta solo a la encía y puede revertir con una buena higiene, la periodontitis implica pérdida de soporte y necesita tratamiento profesional.


¿Qué signos deberían ponernos en alerta? Sangrado en el cepillado o al pasar el hilo, mal aliento persistente, encías retraídas, sensibilidad al frío o a los alimentos y espacios que antes no existían entre los dientes. Factores como el tabaco, un control glucémico deficiente en personas con diabetes o una higiene irregular aumentan el riesgo; un diagnóstico temprano permite actuar antes de que haya más daño y planificar un tratamiento a medida.


Si quieres ampliar conceptos básicos sobre este tema, te recomendamos esta guía de referencia sobre enfermedades periodontales, porque entender bien la enfermedad ayuda a seguir mejor las indicaciones y a mantener una buena rutina de higiene en casa.


Fases del tratamiento periodontal inicial


El primer objetivo es reducir la carga bacteriana y desinflamar los tejidos. Para ello, el equipo realiza raspado y alisado radicular, que es una limpieza profunda por encima y por debajo de la encía que elimina placa y sarro y deja las raíces más lisas para dificultar la adhesión del biofilm. Suele hacerse por cuadrantes o hemiarcadas, según el caso, y se acompaña de instrucciones personalizadas de higiene que da el dentista.


En casa, el plan es un cepillado eficaz al menos dos veces al día con la técnica que mejor se adapte a tu encía, higiene interproximal con cepillos o hilo según el espacio entre dientes y, cuando conviene, irrigación. A las 4–8 semanas, en la reevaluación, se comprueba si hay menos sangrado, menor profundidad de sondaje y mejor control de placa. Si aún quedan zonas activas, se vuelven a instrumentar o se aplican terapias locales.


En algunos pacientes puede añadirse soporte químico durante un periodo concreto. Un ejemplo es PERIO·AID 0,05% Mantenimiento y Control (colutorio), siempre con una pauta clara de uso y revisiones para evitar efectos no deseados. La combinación de control mecánico diario y apoyo químico temporal suele mejorar el confort y la estabilidad.


Fases del mantenimiento periodontal


Tras el tratamiento inicial llega la etapa que sostiene todo lo conseguido, el mantenimiento. Cada visita sigue un orden lógico: primero, una evaluación clínica con la actualización de la historia médica, revisión de la encía y los dientes, índices de placa y sangrado, y sondaje periodontal para medir la profundidad de las bolsas; si hace falta, se solicitan radiografías de control. Con esa información, el profesional decide qué zonas necesitan atención.


Después, se realiza la profilaxis y, cuando es necesario, la instrumentación subgingival en sitios con sangrado o bolsas más profundas. Este trabajo selectivo reduce el riesgo de reinfección. A continuación, se refuerza la higiene, pues se ajusta la técnica, se eligen los calibres adecuados de cepillos interproximales y se resuelven dudas prácticas (orden de limpieza, tiempos, sensibilidad, recesiones).


La frecuencia de las visitas se acuerda según el riesgo, puede ser cada 3–4 meses si hubo periodontitis moderada o severa, si fumas o si el control de placa cuesta más; cada 6 meses cuando todo permanece estable. Los indicadores de buena evolución pueden ser la reducción de la placa, sangrado mínimo, sondajes estables y ausencia de supuración o de la pérdida ósea progresiva.


Herramientas y pruebas en el mantenimiento periodontal


La herramienta central es la sonda periodontal. Con una presión suave, permite medir la profundidad de las bolsas y registrar si hay sangrado o supuración. Es un dato clínico que visita a visita muestra si la encía se mantiene estable. Para cribados rápidos, el periodontal screening and recording (PSR) ayuda a identificar sextantes que requieren más estudio.


El registro sistemático sirve para comparar de forma objetiva. A veces se completa con radiografías periapicales para valorar niveles óseos o revisar zonas concretas. Las fotografías clínicas, además de documentar recesiones o inflamación, son muy útiles para explicar avances y acordar ajustes en la higiene diaria.


Esta información se traduce qué cepillo usar, qué tamaño de cepillo interdental encaja en cada espacio, en qué orden limpiar o cómo manejar la sensibilidad.


Manejo de casos avanzados y cirugías periodontales


Cuando la periodontitis es avanzada, el plan se diseña paso a paso. Tras optimizar la higiene y la instrumentación, pueden indicarse cirugías periodontales para reducir bolsas profundas, acceder mejor a las raíces o abordar defectos óseos específicos. La indicación es selectiva y se integra siempre dentro del programa de mantenimiento.


Si aparece un absceso periodontal o hay mucha movilidad, se actúa con prioridad para controlar el episodio agudo y recuperar condiciones que permitan limpiar bien. ¿Se puede salvar un diente con periodontitis avanzada? En muchos casos sí, si hay proporción corona-raíz favorable, acceso para higiene y un plan realista. Por eso es tan importante valorar cada diente, explicar opciones y decidir juntos.


La periodontitis se controla con un buen tratamiento inicial, pero se mantiene a raya con visitas periódicas y una higiene adaptada a tu boca. El mantenimiento periodontal es la pieza que evita recaídas y conserva dientes e implantes en condiciones de salud. Si tienes antecedentes de enfermedad periodontal o notas, sangrado, sensibilidad o cambios en la encía, acude pronto con tu odontólogo para revisar que todo esté bien, y en caso de que no, saber cómo actuar.

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Fases del mantenimiento periodontal

La periodontitis es una enfermedad periodontal crónica que afecta a los tejidos que sujetan los dientes, y cuando progresa, puede provocar movilidad y pérdida dentaria. El tratamiento activo controla la infección, pero la clave para mantener los resultados en el tiempo está en el mantenimiento periodontal a través de revisiones periódicas, higiene cuidada y ajustes cuando aparecen señales de alerta.


En las próximas líneas te contamos qué es la periodontitis, cómo se aborda el tratamiento inicial, qué se hace en las visitas de control y por qué el seguimiento marca el pronóstico a largo plazo.


¿Qué es la periodontitis y la enfermedad periodontal?


La periodontitis es una inflamación crónica causada por bacterias del biofilm (la placa) que destruye progresivamente el periodonto, que es la encía, el ligamento periodontal y el hueso alveolar. A diferencia de la gingivitis, que afecta solo a la encía y puede revertir con una buena higiene, la periodontitis implica pérdida de soporte y necesita tratamiento profesional.


¿Qué signos deberían ponernos en alerta? Sangrado en el cepillado o al pasar el hilo, mal aliento persistente, encías retraídas, sensibilidad al frío o a los alimentos y espacios que antes no existían entre los dientes. Factores como el tabaco, un control glucémico deficiente en personas con diabetes o una higiene irregular aumentan el riesgo; un diagnóstico temprano permite actuar antes de que haya más daño y planificar un tratamiento a medida.


Si quieres ampliar conceptos básicos sobre este tema, te recomendamos esta guía de referencia sobre enfermedades periodontales, porque entender bien la enfermedad ayuda a seguir mejor las indicaciones y a mantener una buena rutina de higiene en casa.


Fases del tratamiento periodontal inicial


El primer objetivo es reducir la carga bacteriana y desinflamar los tejidos. Para ello, el equipo realiza raspado y alisado radicular, que es una limpieza profunda por encima y por debajo de la encía que elimina placa y sarro y deja las raíces más lisas para dificultar la adhesión del biofilm. Suele hacerse por cuadrantes o hemiarcadas, según el caso, y se acompaña de instrucciones personalizadas de higiene que da el dentista.


En casa, el plan es un cepillado eficaz al menos dos veces al día con la técnica que mejor se adapte a tu encía, higiene interproximal con cepillos o hilo según el espacio entre dientes y, cuando conviene, irrigación. A las 4–8 semanas, en la reevaluación, se comprueba si hay menos sangrado, menor profundidad de sondaje y mejor control de placa. Si aún quedan zonas activas, se vuelven a instrumentar o se aplican terapias locales.


En algunos pacientes puede añadirse soporte químico durante un periodo concreto. Un ejemplo es PERIO·AID 0,05% Mantenimiento y Control (colutorio), siempre con una pauta clara de uso y revisiones para evitar efectos no deseados. La combinación de control mecánico diario y apoyo químico temporal suele mejorar el confort y la estabilidad.


Fases del mantenimiento periodontal


Tras el tratamiento inicial llega la etapa que sostiene todo lo conseguido, el mantenimiento. Cada visita sigue un orden lógico: primero, una evaluación clínica con la actualización de la historia médica, revisión de la encía y los dientes, índices de placa y sangrado, y sondaje periodontal para medir la profundidad de las bolsas; si hace falta, se solicitan radiografías de control. Con esa información, el profesional decide qué zonas necesitan atención.


Después, se realiza la profilaxis y, cuando es necesario, la instrumentación subgingival en sitios con sangrado o bolsas más profundas. Este trabajo selectivo reduce el riesgo de reinfección. A continuación, se refuerza la higiene, pues se ajusta la técnica, se eligen los calibres adecuados de cepillos interproximales y se resuelven dudas prácticas (orden de limpieza, tiempos, sensibilidad, recesiones).


La frecuencia de las visitas se acuerda según el riesgo, puede ser cada 3–4 meses si hubo periodontitis moderada o severa, si fumas o si el control de placa cuesta más; cada 6 meses cuando todo permanece estable. Los indicadores de buena evolución pueden ser la reducción de la placa, sangrado mínimo, sondajes estables y ausencia de supuración o de la pérdida ósea progresiva.


Herramientas y pruebas en el mantenimiento periodontal


La herramienta central es la sonda periodontal. Con una presión suave, permite medir la profundidad de las bolsas y registrar si hay sangrado o supuración. Es un dato clínico que visita a visita muestra si la encía se mantiene estable. Para cribados rápidos, el periodontal screening and recording (PSR) ayuda a identificar sextantes que requieren más estudio.


El registro sistemático sirve para comparar de forma objetiva. A veces se completa con radiografías periapicales para valorar niveles óseos o revisar zonas concretas. Las fotografías clínicas, además de documentar recesiones o inflamación, son muy útiles para explicar avances y acordar ajustes en la higiene diaria.


Esta información se traduce qué cepillo usar, qué tamaño de cepillo interdental encaja en cada espacio, en qué orden limpiar o cómo manejar la sensibilidad.


Manejo de casos avanzados y cirugías periodontales


Cuando la periodontitis es avanzada, el plan se diseña paso a paso. Tras optimizar la higiene y la instrumentación, pueden indicarse cirugías periodontales para reducir bolsas profundas, acceder mejor a las raíces o abordar defectos óseos específicos. La indicación es selectiva y se integra siempre dentro del programa de mantenimiento.


Si aparece un absceso periodontal o hay mucha movilidad, se actúa con prioridad para controlar el episodio agudo y recuperar condiciones que permitan limpiar bien. ¿Se puede salvar un diente con periodontitis avanzada? En muchos casos sí, si hay proporción corona-raíz favorable, acceso para higiene y un plan realista. Por eso es tan importante valorar cada diente, explicar opciones y decidir juntos.


La periodontitis se controla con un buen tratamiento inicial, pero se mantiene a raya con visitas periódicas y una higiene adaptada a tu boca. El mantenimiento periodontal es la pieza que evita recaídas y conserva dientes e implantes en condiciones de salud. Si tienes antecedentes de enfermedad periodontal o notas, sangrado, sensibilidad o cambios en la encía, acude pronto con tu odontólogo para revisar que todo esté bien, y en caso de que no, saber cómo actuar.

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