Consejos para una boca sana
11 oct 2018
El 21 de septiembre se celebró el Día Mundial del Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa caracterizada por una disminución progresiva de las funciones cognitivas que lleva a la incapacidad psíquica y física total y que, según la Sociedad Española de Neurología, podría afectar a unas 800.000 personas en España.
Unos hábitos de vida saludables, que pasarían por realizar actividad física, por llevar una dieta saludable o por abandonar los hábitos tóxicos, podrían reducir hasta un 40% los casos de Alzheimer o, como mínimo, retrasar el debut clínico de la enfermedad.
Los olvidos, la desorientación temporoespacial, las repeticiones en bucle de una misma pregunta, la pérdida de interés por actividades que antes sí lo tenían, los cambios en el estado de ánimo o en el humor, la despreocupación por la higiene personal, etc. pueden ser señales de alerta de la aparición de la enfermedad de Alzheimer.
Precisamente, los olvidos y la despreocupación por la higiene personal son responsables, junto con la medicación y la pérdida de contacto con el odontólogo, porque pacientes y familiares se centran en su enfermedad principal y dejan a un lado los demás aspectos de su salud, son responsables del empeoramiento de la salud bucodental en el enfermo de Alzheimer, más acusado a medida que la enfermedad avanza.
Los déficit cognitivo y motor asociados a la enfermedad de Alzheimer se acompañan de una incapacidad gradual para realizar una correcta higiene oral. Además, el paciente con Alzheimer tiene dificultades para comunicarse y expresar correctamente los síntomas odontológicos que presenta, como, por ejemplo, el dolor o la alteración funcional.
En los pacientes con este tipo de demencia se ha visto que se acumula una mayor cantidad de placa bacteriana, así como que aumenta la formación de cálculo y el sangrado gingival.
El flujo salival en los pacientes con Alzheimer está disminuido, incluso cuando no toman medicación anticolinérgica, lo que aumenta el riesgo de caries y de enfermedad periodontal. Además, provoca problemas al hablar, masticar y tragar (los problemas al tragar pueden derivar en una neumonía por aspiración, una causa de muerte relativamente frecuente en los pacientes con Alzheimer).
Los pacientes con Alzheimer presentan también una mayor incidencia de lesiones maxilofaciales y de ulceraciones orales traumáticas, y, en caso de llevar prótesis, éstas están peor conservadas y en unas condiciones higiénicas más deficitarias.
Adoptar unas estrategias preventivas y terapéuticas acordes con el estado físico del paciente y con su capacidad para comprender y responder adecuadamente a las mismas será clave en el manejo de estos enfermos, que, en función del estadio en que se encuentren, deberán contar con la ayuda de la familia o de los cuidadores.
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