Actualidad para profesionales de la odontología
18 sep 2012
Una encía en condiciones de salud no debería presentar inflamación ni sangrado. Si esta condición se produce, puede ser debido a que el paciente tenga enfermedad de las encías, que puede desarrollarse sobre dientes e implantes dentales.
Las gingivitis se caracterizan por la inflamación de la encía sin que se produzca pérdida de los tejidos de soporte del diente (periodonto). Generalmente se observa enrojecimiento, inflamación y sangrado de la encía. Sin embargo, esta afección, con un adecuado tratamiento, es reversible, pero si la gingivitis no se controla la enfermedad podría evolucionar y progresar a periodontitis.
Las periodontitis son enfermedades de causa infecciosa. Se caracterizan por presentar enrojecimiento, inflamación, sangrado, recesiones de la encía, pérdida de hueso alveolar que da soporte a los dientes y movilidad dentaria. Por otro lado, la mucosa que se forma alrededor de los implantes comparte similitudes con la encía que se forma alrededor de los dientes, con la diferencia principal de la ausencia de cemento radicular en el caso de los implantes, orientación e inserción de las fibras conectivas. Al igual que los tejidos periodontales, los tejidos blandos periimplantarios tienen una función de protección frente a agresiones del ambiente externo, como por ejemplo los microorganismos. La mucosa periimplantaria presenta una respuesta inflamatoria diferente, de tal manera que tras el acúmulo de biofilm oral la extensión de la inflamación es más profunda. Por tanto, los tejidos periimplantarios presentan menor capacidad de respuesta frente a la agresión del biofilm oral en comparación con los tejidos periodontales.
La presencia de microorganismos sobre la superficie de los implantes dentales ocurre rápidamente tras la exposición a la cavidad bucal, pudiendo producir las enfermedades periimplantarias (mucositis periimplantaria y periimplantitis).
La mucositis periimplantaria es una lesión inflamatoria de la mucosa que rodea un implante, sin pérdida de hueso alveolar. Las características más comunes son edema, enrojecimiento e hiperplasia de la mucosa, sangrado y compromiso del sellado mucoso al sondeo, en ocasiones exudado o supuración y ausencia de reabsorción ósea (Ikeda-Artacho et al. 2007). La continua presencia de biofilm sobre implantes induce esta reacción inflamatoria y, si no es tratada correctamente, puede evolucionar hacia periimplantitis.
La periimplantitis es una lesión inflamatoria de la mucosa que rodea un implante en función, asociada a la pérdida de hueso de soporte (Zitmann y Berglundh 2008). Las lesiones provocadas por periimplantitis están poco encapsuladas, se extienden hacia el tejido óseo marginal y, si avanzan, pueden llegar a causar la pérdida del implante.
La prevención y el tratamiento de estas patologías periodontales y periimplantarias se deben centrar en la aplicación de medidas antiinfecciosas. El objetivo es conseguir la desestructuración mecánica del biofilm y la reducción de bacterias que causan patologías a niveles compatibles con la salud. Para ello es necesario realizar tratamientos combinados que incluyan un tratamiento mecánico y químico. El tratamiento mecánico desestructura el biofilm oral; sin embargo, presenta ciertas limitaciones. Por ello, el uso de antisépticos es imprescindible como coadyuvante químico al tratamiento mecánico en el control del biofilm.
De todos ellos se sabe que los antisépticos bisguanidinas, como la Clorhexidina, gold standard de los antisépticos (Jones 1997; Quirynen 2005) y los compuestos de amonio cuaternario, como el Cloruro de cetilpiridinio, son agentes con efecto antigingivitis y antiplaca. No todos los colutorios con Clorhexidina presentan la misma efectividad, ya que depende de la formulación. La Clorhexidina al 0,12%, en combinación con el Cloruro de cetilpiridinio al 0,05% sin alcohol, está indicada en situaciones específicas como la periodontitis (Herrera et al. 2003) y periimplantitis (García y López 2010). Numerosas publicaciones científicas la avalan como la formulación antiséptica más eficaz (Quirynen et al. 2001; Herrera et al. 2003).
La Clorhexidina a bajas concentraciones 0,05% en combinación con el Cloruro de cetilpiridinio al 0,05% se puede recomendar de forma diaria a fin de controlar la recidiva de la enfermedad periodontal, sobre todo en pacientes no cumplidores, así como en situaciones de menor complejidad (Escribano et al. 2010).
El Cloruro de cetilpiridinio es un agente inhibidor de placa clasificado por la FDA dentro de categoría I (seguro y efectivo). Su uso se recomendaría de forma diaria y para la prevención de gingivitis y mucositis periimplantaria (Dr. Agustín Casas: “Mucositis periimplantaria: ¿cómo se previene?”; I Simposio SEPA-DENTAID 2012).Es muy importante el control de estas patologías para evitar su evolución, así como las posibles repercusiones sistémicas que pueden derivarse, como son diabetes mellitus, enfermedades coronarias y cardiopatías, enfermedades pulmonares y situaciones complejas como embarazos prematuros y recién nacidos con bajo peso al nacer.
Es por ello que los esfuerzos deben centrarse en el mantenimiento de la salud de los dientes e implantes o, lo que es lo mismo, en la prevención de la aparición de las enfermedades periodontales y periimplantarias, cuyo objetivo será evitar la inflamación e infección de los tejidos dentarios y periimplantarios y prevenir la formación de un biofilm patogénico, minimizando así el riesgo de fracaso de los tratamientos periodontales y el de los implantes.
Departamento Médico de DENTAID
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