Actualidad para profesionales de la odontología
22 feb 2019
Raúl Caffesse, doctor en Odontología por la Universidad de Buenos Aires, ha colaborado en los últimos años como profesor visitante del Máster de Periodoncia de la Universidad Complutense de Madrid. Posee un máster de Ciencia en Periodoncia de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) y ha recibido cinco doctorados «honoris causa» de varios centros universitarios de Argentina. En la actualidad, esta eminencia del mundo de la odontología reside con su familia en la ciudad norteamericana de Houston y colabora en diversos proyectos de investigación, además de ofrecer cursos y conferencias por invitación en numerosos países.
Ha participado en un estudio epidemiológico reciente sobre enfermedades periimplantarias en España. ¿Cuál es su impresión sobre los resultados del mismo?
En primer lugar, fue para mí un gran placer participar con un excelente grupo de colegas y amigos españoles en la planificación y el desarrollo de este estudio y un grandísimo honor que las autoridades de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA) me escogieran con ese fin.
Los implantes han «invadido» la odontología, modificando el enfoque terapéutico clásico habitual. Representan la mejor alternativa para reemplazar piezas dentarias ausentes, pero, desafortunadamente, muchos dientes que podrían ser mantenidos sucumben para ser sustituidos por el metal. Existe demasiada evidencia en la actualidad de que ese reemplazo no es permanente ni está libre de complicaciones y de que los tejidos periimplantarios pueden verse afectados tanto, o más, que los tejidos peridentarios.
Las conclusiones de este estudio epidemiológico demuestran que los implantes colocados en España pueden verse afectados tanto como lo demostrado en otras áreas del mundo. El muestreo de 474 implantes en 275 pacientes provenientes de 49 consultas dentales diferentes, representativas de las diferentes regiones del país, demuestra que el 51% de los pacientes sufren enfermedad periimplantaria; el 27%, mucositis, y el 24%, periimplantitis. El 47% de los implantes resultan afectados. Son cifras importantes que la profesión debe considerar muy concienzudamente antes de extraer piezas, y sobre todo, recordar siempre que «el diente quiere vivir».
Después de tantos años realizando investigación en periodoncia, ¿cuáles cree que son los temas que van a recibir más atención en un futuro próximo?
Toda mi actividad en investigación ha estado siempre vinculada al tratamiento periodontal del paciente y prácticamente todos los estudios han tenido una aplicación clínica. Creo que en el futuro se seguirá ahondando en el conocimiento básico periodontal con el objetivo de ir clarificando y entendiendo los mecanismos biopatológicos que desencadenan la lesión periodontal.
Sabemos que no existe un solo tratamiento aplicable a todo paciente. Por lo tanto, cuanto más lleguemos a conocer la miríada de factores de riesgo que pueden afectar al paciente y modificar el enfoque terapéutico, más vamos a poder mantener la dentición en forma y función. Estando en presencia de una enfermedad crónica multifactorial, es indudable que, a tiempo vista, llegaremos al tratamiento personalizado del paciente y que el capítulo de medicina periodontal continuará desarrollándose. Debemos reconocer que, como enfermedad inflamatoria crónica, la periodontitis va a estar sistémicamente conectada con muchas otras alteraciones.
Asimismo, ha realizado numerosas investigaciones en regeneración periodontal. ¿Qué nos queda por saber en esta disciplina?
Me ha tocado vivir una época de oro en el desarrollo de las técnicas regenerativas en la periodoncia y hemos avanzado significativamente en los últimos 40 años. Pero no cabe duda de que el camino continúa y el desarrollo de la investigación en este campo está activo y floreciente.
Sin duda, en el futuro se verán avances notables en las áreas de factores de crecimiento, células madre, ingeniería tisular y terapia genética, además de en el desarrollo de sustitutos de tejido, tanto blando como duro, no sólo para reemplazarlos, sino también para actuar como vehículo para la aplicación de terapias inductivas.
Pero creo que es conveniente recalcar que la terapia periodontal convencional es tan exitosa que todas estas novedosas modalidades tan efectivas deberán ser consideradas desde un punto de vista coste-beneficio cuando se evalúa su aplicación global, quedando relegadas al tratamiento de casos puntuales muy específicos. El enfoque convencional es todavía exitoso y efectivo para el control de la mayoría de los pacientes periodontales.
El control de placa y la motivación para realizar la higiene bucal es una asignatura pendiente en muchas clínicas. ¿Cómo podríamos mejorarla?
No cabe duda de que este tópico es fundamental desde el punto de vista preventivo para la salud bucal y de capital importancia para el éxito a distancia del tratamiento periodontal. Pero debemos reconocer que con nuestra enseñanza de higiene oral estamos cambiando el hábito que el paciente ha aquilatado por tiempo. Esos hábitos son muy difíciles de modificar y el ciclo motivacional se debe cumplir.
Todo el equipo profesional (dentista, higienista y asistente) debe estar entrenado para repetir y enfatizar el mismo mensaje. El paciente tiene que recibir el refuerzo de la misma enseñanza cada vez que se lo examina, así como la razón por la cual es tan importante la modificación del hábito.
Desafortunadamente, en la periodoncia no tenemos la pastilla mágica que asegure el mantenimiento de los resultados logrados; sólo contamos con la colaboración del paciente para una adecuada higiene oral, factor decisivo en la determinación del régimen de mantenimiento recomendado. Por ello se debe poner todo el esfuerzo necesario, utilizando todos los medios educativos al alcance para obtener la motivación del individuo.
Otro aspecto clave en el manejo de los pacientes periodontales es el mantenimiento que se realiza en las clínicas. ¿Cómo se puede mejorar el cumplimiento del mismo?
El mantenimiento periodontal representa la fase más importante del tratamiento, ya que sin el mismo es imposible asegurar resultados estables a largo plazo. Su frecuencia debe ser determinada basándose en la reevaluación que se practica en cada visita. Es necesario que higienistas y odontólogos estén compenetrados con respecto al proceso de evaluación a realizar. Se deben detectar las áreas que demuestran inflamación en el mantenimiento basándose fundamentalmente en el sangrado en el sondaje. Éstas son las áreas que deben instrumentarse durante la terapia de soporte, mientras que el resto de la boca sólo debe recibir una profilaxis con raspaje supragingival y pulido con taza de goma y, por supuesto, refuerzo de la higiene oral.
El problema fundamental se presenta cuando se comparte el mantenimiento entre dos prácticas, la del especialista y la del generalista. Los pacientes mantenidos totalmente por el generalista después del tratamiento periodontal a menudo tienen tendencia con el tiempo a perder inserción clínica. El periodoncista debe entrenar clara y precisamente a sus generalistas de referencia en el enfoque a seguir durante el mantenimiento de los pacientes periodontales tratados por él, tanto en la evaluación como en el tratamiento a recibir.
Como experto mundial en periodoncia, ¿cuál cree que deber ser el papel de la industria en este campo tan apasionante?
El papel de la industria en el desarrollo de productos de diferente índole a ser utilizados en las distintas etapas del tratamiento, en nuestro caso periodontal, es de altísima importancia. La industria, las universidades y otros centros de investigación deben gozar de una estrecha colaboración en todo sentido. La industria se debe nutrir de la experiencia y las observaciones de los investigadores, de quienes surgen las ideas y las hipótesis que necesitan ser desarrolladas y corroboradas; pero, a su vez, la industria debe tomar por norma apoyar a los centros de investigación y solventar los costes de los proyectos.
En Estados Unidos, el Instituto Nacional de Investigación Dental ha sido la fuente de mayores subsidios para investigación, pero fundamentalmente investigación básica, raramente clínica. En los años que serví como miembro del comité otorgante, muy pocos ensayos clínicos fueron aprobados. Para ellos, los investigadores dependen de fondos privados provenientes de empresas vinculadas a la industria dental.
Varios países cuentan con fondos oficiales a los que pueden optar diferentes proyectos. España no es uno de ello. Por ende, el apoyo económico de la industria dental a los centros investigadores gana aún más importancia. La simbiosis industria-investigador se hace necesaria para el beneficio de ambos y el progreso de la profesión.
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