Consejos para una boca sana
29 ago 2012
Los piercings adornan cada vez más bocas de adolescentes y adultos. Estas ornamentaciones, que suelen ser metálicas, tienen una incidencia directa sobre la salud bucal. Estructuras anatómicas como la lengua, los labios, las mejillas, los frenillos y la úvula son los lugares más comunes donde se pueden poner, pero sea cual sea su colocación esta repercute en el estado de dientes y encías.
Los dientes son los mayores perjudicados por la presencia de los piercings bucales. Los traumatismos y fracturas dentarias se producen por el hábito de empujar y jugar con la decoración o pendiente contra los dientes mediante la lengua o los labios. También se ocasionan de manera natural por el hecho de tener este objeto extraño en la cavidad bucal y por el desempeño de acciones cotidianas de la zona (comer, beber, hablar, etcétera).
Las lesiones más frecuentes son fracturas, abrasiones, fisuras, desprendimientos de espículas de esmalte y dolor. Uno de los problemas derivados de la abrasión y el desprendimiento de espículas es una mayor sensibilidad de la pieza dentaria cuando se ingieren sustancias frías o dulces.
De entre todos los tipos de piercings, los que se colocan en la lengua (conocidos como barbells) tienen más probabilidades de crear algún tipo de lesión dental, sobre todo en la zona de los molares e incisivos inferiores, en comparación con los piercings labiales.
En cuanto a las lesiones periodontales derivadas de un piercing bucal, un 64,3% de los casos se dan por el uso de piercings linguales y un 35,7% por los colocados en el labio inferior.
Estas alteraciones suelen originarse por la acción reiterada de la ornamentación metálica contra el periodonto, lo que causa una recesión gingival (en grado leve, moderado o severo) o un trauma en los tejidos vecinos. También es posible que los piercings causen un acúmulo de placa bacteriana.
Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) sobre las lesiones en los tejidos duros más frecuentes, encontramos en primer lugar la fisura (96,5%). Le siguen en número de incidencias las abrasiones (10,3%) y finalmente las pigmentaciones (3,5%) en los dientes.
Entre las lesiones más comunes encontramos también daños en las partes blandas de la boca, como las encías, la lengua y el resto de la cavidad oral. La Clínica Odontológica de la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid, destaca que el 85% de los sujetos investigados presentan algún daño en estas zonas de la boca.
De entre las lesiones en tejidos blandos que aparecieron en la muestra, debido al contacto entre la joya y estas zonas, la impronta (72%) es la más repetida, seguida de la depilación (el 15%), queloides, es decir, el crecimiento exagerado del tejido cicatricial (7%) y la úlcera (6%).
Si hablamos de la enfermedad periodontal, los datos tampoco son muy favorables para los portadores de piercings en la zona bucal: prácticamente la mitad de los portadores de estas ornamentaciones (48,1%) padecen esta enfermedad que afecta a las encías y a la estructura de soporte de los dientes. Los investigadores señalan, además, que aumenta en los sujetos que llevan el piercing de metal y cuya colocación es extraoral.
Fuentes
- http://www.monografias.com/trabajos69/uso-piercing-bucal-facial/uso-piercing-bucal-facial2.shtml
- Universidad Rey Juan Carlos (URJC): http://www.ucci.urjc.es/los-piercing-en-la-boca-provocan-problemas/
- American Dental Association (ADA): http://www.ada.org/3350.aspx
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