Actualidad para profesionales de la odontología
22 feb 2019
El cáncer es una enfermedad provocada por un grupo de células que se multiplican sin control y de manera autónoma. Puede producir una invasión de los tejidos de forma local y también a distancia, lo que se conoce como metástasis, y éstas son la principal causa de muerte por cáncer.
Se estima que, en 2018, en el mundo habrá habido 18,1 millones de nuevos casos de cáncer y 9,6 millones de muertes por esta enfermedad. En ambos sexos combinados, el cáncer de pulmón es el más comúnmente diagnosticado y la principal causa de muerte por cáncer, seguido de cerca en diagnósticos por el cáncer de mama femenino, el de próstata y el colorrectal. Por mortalidad, al cáncer de pulmón le siguen el colorrectal, el de estómago y el de hígado.
En España, en el año 2015, los tumores más diagnosticados en ambos sexos fueron los de colorrecto, próstata, pulmón, mama y vejiga, siendo el de pulmón y el colorrectal los que presentaron mayor mortalidad con diferencia. Además, se diagnosticaron 6.670 nuevos casos de cáncer de labios, cavidad oral y faringe, lo que supone alrededor de un 2,7% de todos los casos de cáncer diagnosticados en ambos sexos. También, y según el mismo estudio del que se derivan los datos anteriores, en el año 2014 se produjeron 2.331 muertes provocadas por tumores de cavidad oral y faringe en ambos sexos. Asimismo, la tasa de supervivencia relativa para el cáncer oral en cinco años es de alrededor del 50%.
El cáncer oral puede afectar a cualquier parte de la cavidad oral y su localización más frecuente suele ser el borde lateral de la lengua y el suelo de la boca, aunque también puede aparecer en otras estructuras como la orofaringe, el paladar duro y blando, la mucosa vestibular y yugal, las encías o el interior de los labios.
Las lesiones más comunes suelen ser lesiones ulceradas con bordes indurados seguidas de lesiones exofíticas.
Los factores de riesgo principales son, por este orden, el tabaco, el alcohol, las radiaciones en la cabeza y el cuello, los déficits de hierro y vitamina A, el virus del papiloma humano (VPH), las infecciones por Candida y la inmunosupresión. Otros factores que podrían asociarse a la aparición de cáncer oral son: una dieta pobre en frutas, verduras y antioxidantes en general; individuos con pobre higiene bucal, dientes en mal estado o que visitan poco al dentista; una historia familiar de cáncer, o factores sociológicos como pobreza, hacinamiento o marginación.
El tabaco contiene más de 60 productos de combustión carcinogénicos con capacidad para unirse al ADN y alterarlo. Además, aumenta el estrés oxidativo de los tejidos y, por lo tanto, la liberación de especies de radicales libres que dañan las proteínas, los lípidos, los carbohidratos y el mismo ADN.
Los estudios han demostrado que el riesgo de padecer cáncer oral de los fumadores supera de tres a cinco veces el de los no fumadores, que el efecto es dosis-dependiente y que esto se multiplica de forma dramática si va unido a la ingestión de alcohol.
Las lesiones que se pueden encontrar en la boca, y que tienen mayor riesgo de malignizarse, son las leucoplasias, descritas como placas blanquecinas que no pueden desprenderse por raspado, forman parte del epitelio y están en crecimiento. Se atribuyen principalmente al tabaco y son precursoras de cáncer oral en un 10% de los casos aproximadamente.
La apariencia clínica del cáncer oral es muy variable dependiendo del tiempo de desarrollo del tumor. El tamaño puede ir desde unos pocos milímetros hasta varios centímetros. En general, se considera que existen unas formas tempranas y otras avanzadas.
Las formas tempranas son cánceres que probablemente vienen precedidos por una lesión precancerosa de tipo leucoplásica (apariencia de mancha blanca), de tipo eritroplásica (mancha roja) y de tipo eritroleucoplásica (mancha con zonas rojas y blancas). Las formas avanzadas corresponderían a lesiones ulceradas o endofíticas, lesiones exofíticas o lesiones mixtas.
El diagnóstico de cáncer oral debe realizarse lo antes posible, ya que en ese caso mejoran mucho las posibilidades de supervivencia. En primer lugar, es importante la autoexploración por parte del paciente y la exploración en la clínica por parte del profesional. Existen también técnicas diagnósticas no invasivas como tinciones vitales y métodos basados en la luz. El diagnóstico definitivo se realizará siempre mediante biopsia incisional o excisional.
La autoexploración se debe hacer después de la higiene bucal y delante de un espejo con buena luz. Hay que comenzar con la boca cerrada, observando los labios. A continuación, sostener el labio con la yema de los dedos y girarlo hacia fuera, mirándolo cuidadosamente. En esta posición, inspeccionar los dientes y las encías en oclusión con la boca cerrada y posteriormente examinar la cara interna de los dientes y las encías con la boca abierta. También en esta posición, mover y examinar la cara interna de las mejillas. Seguidamente, subir la punta de la lengua hacia el paladar y hacia los lados y mirar los bordes laterales y la parte inferior (el suelo de la boca). La persona puede ayudarse sujetando la punta de la lengua con los dedos o con una gasa. Después, sacar la lengua hacia fuera para observar la parte superior y posterior e inclinar la cabeza para examinar el paladar.
Por último, se recomienda palpar con los dedos todas las partes de la cavidad oral, buscando cualquier tipo de heridas o llagas, cambios de color, manchas rojas, blancas u oscuras, y cualquier tipo de bulto en los labios y las encías, las mejillas, la lengua, el paladar o cualquier zona de la boca.
Se debe estar muy atento a las zonas de alto riesgo, como los bordes laterales y la cara ventral de la lengua, el suelo de la boca y el paladar duro y blando. En el caso de lesiones que no cicatricen una vez que haya desaparecido su causa y de aquellas con más de dos semanas de evolución hay que prestar una especial atención a la hora de establecer la toma de biopsia para su diagnóstico definitivo y/o la remisión de dicha lesión.
Como siempre, la prevención es la clave para el manejo de cualquier enfermedad. Dado que el tabaco es el principal factor de riesgo de esta enfermedad, el consejo tiene que ser siempre el abandono del hábito tabáquico. Existen terapias farmacológicas que el profesional sanitario podrá tener en cuenta para contribuir a la reducción o el cese del hábito.
No obstante, otras medidas, como establecer un ritmo de revisiones bucales constantes, pueden ser de gran ayuda. En estas visitas, el profesional debe conectar con el paciente, informarle de los riesgos que entraña la práctica tabáquica para su salud bucal y general, e intentar motivar al paciente mediante el asesoramiento individual.
En este aspecto, la entrevista motivacional desarrollada por Miller y Rollnick puede ser de gran ayuda. También el concepto A.A.R. (siglas en inglés de preguntar, aconsejar y referir) se ha propuesto recientemente para el manejo de estos pacientes. El hábito alcohólico puede ser manejado de la misma forma.
Otro aspecto muy importante es la alimentación. El consumo diario de frutas y verduras puede reducir a la mitad el riesgo de cáncer oral. Además de los antioxidantes presentes en estos alimentos, se ha identificado que la fibra alimentaria, la vitamina A y sus precursores, las vitaminas E y C y el ácido fólico tienen un papel protector respecto al cáncer oral.
Los métodos de tratamiento del cáncer oral son la cirugía, la radioterapia, la quimioterapia y la inmunoterapia en un futuro próximo. En general, el tratamiento en los estados iniciales se debe hacer mediante una sola técnica, cirugía o radioterapia.
En estadios avanzados hay que utilizar terapias combinadas, cirugía seguida de radioterapia y quimioterapia generalmente. Los tumores no operables se tratan habitualmente con quimioterapia y radioterapia combinadas. La elección del tratamiento se hace en el seno de un comité multidisciplinar de tumores de cabeza y cuello, teniendo en cuenta el estadio tumoral, el estado general del paciente y las comorbilidades, y los deseos del paciente.
CONCLUSIÓN
Un control de los factores de riesgo asociados a la aparición del cáncer oral y una detección precoz de las lesiones candidatas pueden mejorar ampliamente las expectativas de supervivencia de los pacientes, así como su calidad de vida.
Dr. Xavier Calvo,
Periodoncista y Medical Advisor de DENTAID
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