Actualidad para profesionales de la odontología
13 sep 2019
Como es bien sabido, la higiene interproximal es la limpieza de los espacios interdentales o interproximales. Anatómicamente, el espacio interproximal se delimita, en sentido corono-apical, por el punto o área de contacto entre dientes, por las superficies dentarias proximales y por el margen del tejido gingival supracrestal o papila interdental y, en sentido vestíbulo-palatino o lingual, por las superficies proximales y por las troneras interdentales.
En estado de salud, la papila suele ocupar todo el espacio interproximal; pero con los años, debido a ciertos tratamientos, y sobre todo por patología periodontal, la papila puede retroceder y dar lugar a la aparición de espacios o triángulos negros entre los dientes.
El espacio interproximal es, sin duda, un espacio difícil de higienizar y su descuido provoca el acúmulo de placa bacteriana o biopelícula interdental, principal agente etiológico de las patologías y trastornos bucales más prevalentes: caries, enfermedades periodontales, periimplantarias y halitosis.
La caries es una enfermedad crónica, multifactorial e iniciada por bacterias acidúricas y acidogénicas. La prevalencia de caries en España y en la dentición temporal, a los cinco o seis años de edad, es del 31%. En la dentición ya permanente, es del 33% a los 12 años y del 43% a los 15 años, mientras que en las cohortes de adultos se sitúa entre el 95% y prácticamente el 100%. Aunque la prevalencia y la gravedad de la caries dental han disminuido sustancialmente en la mayoría de los países industrializados en las últimas dos décadas, esta enfermedad prevenible sigue siendo un problema común de salud pública en muchas partes del mundo. Asimismo, la mayoría de las caries en adultos jóvenes se originan en las áreas interproximales.
Las enfermedades periodontales comprenden la gingivitis y la periodontitis, son de naturaleza infeccioso-inflamatoria y, a medida que progresan, destruyen los tejidos de soporte de los dientes y puede provocar la pérdida de estos. La prevalencia de enfermedad periodontal es altísima en nuestro país y, según un estudio epidemiológico reciente, solo un 5% de adultos estarían libres de patología periodontal. La periodontitis afectaría a 12 millones y medio de personas aproximadamente en España. Los estudios clásicos ya demostraron que la periodontitis se origina más frecuentemente en las áreas interproximales.
Las enfermedades periimplantarias, que incluyen la mucositis periimplantaria y la periimplantitis, tienen una etiopatogenia similar a la de las enfermedades periodontales y su prevalencia también es muy alta. Según un estudio reciente realizado en un número importante de clínicas de España, el porcentaje de pacientes con mucositis sería del 27%, y el de pacientes con periimplantitis, del 24%, cuando se sitúa el punto de corte de pérdida ósea en dos milímetros.
La halitosis de tipo intraoral es el mal olor o mal aliento que proviene de la boca y que es perceptible por los demás al respirar o al hablar, y supone alrededor del 90% de casos de halitosis. El origen del mal olor está en la propia boca y, sobre todo, en aquellas zonas que pueden albergar bacterias productoras de compuestos sulfurados volátiles malolientes (CSV), como son los espacios interdentales y la lengua, principalmente. Se estima que entre un 30 y un 50% de la población padece o ha padecido halitosis.
Todas estas patologías pueden ocasionar una pérdida de calidad de vida muy importante, ya que la pérdida de dientes o incluso de implantes dentales provoca problemas oclusales como un mayor desgaste dental o un trauma oclusal primario y secundario, un deterioro de la función masticatoria y por lo tanto problemas digestivos y afectación nutricional, trastornos del habla y afectación de la sonrisa, un elemento clave en la autoestima. Hay estudios que corroboran que, a mayor número de dientes perdidos, peor es la calidad de vida.
Por último, pero no por ello menos importante, ya hace años que se estudia la relación entre la periodontitis en sus formas más avanzadas y las enfermedades sistémicas. Los mecanismos propuestos para ello son de dos tipos. Por una parte, se produciría una bacteriemia que hace que los microorganismos y/o sus productos pasen al torrente sanguíneo y puedan desplazarse a otros lugares del cuerpo. Una vez allí, pueden provocar una respuesta inflamatoria similar a la que se origina en las encías.
Por otra parte, el otro mecanismo consistiría en que los mediadores inflamatorios que se producen a nivel gingival viajen también por el torrente sanguíneo y puedan llegar a otros tejidos, o que el mismo hígado, y debido a esos compuestos inflamatorios, reaccione produciendo reactivos de fase aguda como la proteína C reactiva. En ese sentido, los estudios que presentan una mayor robustez son aquellos que relacionan la enfermedad periodontal con la diabetes, con las enfermedades cardiovasculares y con los efectos adversos sobre el embarazo, concretamente con el parto prematuro y el bajo peso al nacer.
De este modo, los dispositivos de higiene interproximal de los que disponemos deben asegurarnos la eliminación y desestructuración de la biopelícula interdental, por un lado, y la reducción y el control de la inflamación gingival, por otro. Repasaremos a continuación una serie de publicaciones científicas que justifican el uso de estos elementos de higiene interproximal.
En el 1er Workshop ibérico de control de placa e higiene bucodental se llegó a la conclusión de que el uso conjunto del cepillado manual y diferentes sistemas de higiene interproximal (seda y cepillos) mejora el control de la placa interdental respecto al cepillado manual, con un efecto adicional de entre el 2,5 y el 57%.
En cuanto a la prevención de la gingivitis, el efecto adicional oscilaría entre el 2,5 y el 43%. Sobre la comparación entre ambos métodos de higiene interproximal se indicó que los cepillos interproximales tienen a favor la motivación, la facilidad de uso y el confort frente a las sedas, y que las sedas dentales necesitan explicación y entrenamiento para ser efectivas. De hecho, las sedas y cintas no gozan del mismo aval científico que los cepillos interproximales debido, precisamente, a la dificultad en su buen uso.
Un ensayo clínico aleatorizado y realizado en pacientes con periodontitis crónica demostró que, mediante la limpieza interdental, y especialmente con cepillos interproximales, los pacientes fueron capaces de mejorar los resultados periodontales clínicos incluso antes del desbridamiento de las superficies radiculares. Estos resultados pueden ser alentadores para lograr un mayor cumplimiento de los pacientes periodontales y mantener así los resultados de la terapia periodontal no quirúrgica.
En otro ensayo con personas jóvenes sanas, se comprobó que la mayoría de los espacios interdentales se pueden limpiar con cepillos interproximales. Según esto, y debido a que los requisitos de higiene interdental son muy altos, se concluyó que el uso específico de cepillos interproximales puede tener un efecto preventivo primario en la salud de toda la población y que la detección de la accesibilidad del espacio interdental debería ser un componente de rutina dentro del examen de todos los pacientes.
La revisión más importante que se ha hecho hasta la fecha determinó que la limpieza interdental con cepillos interproximales es el método más efectivo para la eliminación de la placa interdental y que la mayoría de los dispositivos de higiene interdental tienen efecto, aunque variable, sobre la gingivitis.
Por último, un estudio publicado recientemente, en el que se relacionaron de forma retrospectiva variables clínicas dentales y periodontales con el uso y la frecuencia de la limpieza interdental en una población muy extensa de Estados Unidos, encontró que la limpieza interdental está asociada a una menor incidencia de enfermedad periodontal, una disminución de las caries coronales e interproximales y menos dientes perdidos.
Asimismo, una alta frecuencia de limpieza interdental (de cuatro a siete veces por semana) se asoció con una menor incidencia de enfermedad periodontal interproximal. Incluso, en ciertas categorías de enfermedades, se demostraron los beneficios y las mejoras que una mayor frecuencia de limpieza interdental puede tener sobre la salud oral. Todos estos datos confirmaron el uso de dispositivos de limpieza interdental como un comportamiento de higiene bucal válido para promover la salud.
CONCLUSIÓN
En resumen, se puede concluir que la mayoría de las patologías bucodentales se inician en el espacio interproximal, que estas patologías tienen implicaciones locales e incluso sistémicas y que la evidencia científica avala el uso de dispositivos de higiene interdental para el control de la placa y la gingivitis: seda dental en espacios cerrados y cepillos interproximales en espacios abiertos. De esta forma, se podría llegar a afirmar que la higiene del espacio interproximal no solo puede salvar dientes, sino que puede mejorar la calidad de vida e incluso alargar vidas.
Dr. Xavier Calvo,
Periodoncista y Medical Advisor de DENTAID
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