Actualidad para los profesionales de farmacia
29 abr 2015
La lengua es un órgano compuesto principalmente por músculos fijados al suelo de la boca. Entre sus principales funciones se encuentran la masticación, la deglución, la succión, la articulación de sonidos, la prensión y el sentido del gusto. Debido a su especial configuración, ocupa aproximadamente la mitad de toda la superficie de la mucosa bucal; es decir, unos 100 cm2.
Presenta además una anatomía con surcos y fisuras en los que fácilmente puede acumularse el biofilm bucal, principal responsable de la aparición del mal aliento. Hay que destacar en este punto que las bacterias anaerobias implicadas en la halitosis se encuentran principalmente en el tercio posterior del dorso de la lengua (halitosis patológica). Y que el control del cubrimiento lingual —capa visible de color blanco-amarillento adherida al dorso de la lengua y compuesta por células, nutrientes y bacterias— guarda relación directa con el grado de halitosis.
Por todo ello, realizar una correcta higiene lingual resulta de gran ayuda a la hora de prevenir la aparición del mal aliento, así como la caries y las enfermedades periodontales. Además, la higiene lingual permite eliminar el cubrimiento lingual o saburra (sobre todo en fumadores, personas que respiran por la boca y portadores de prótesis) y mejora la capacidad del sentido del gusto.
La xerostomía o boca seca, la caries y las enfermedades periodontales y sistémicas son algunas de las principales causas de halitosis, por lo que conviene combatirlas adecuadamente. No obstante, no son las únicas, ya que la falta de higiene bucal, el uso de prótesis u ortodoncias y el tabaquismo también influyen de forma notable en la aparición de este trastorno.
Con el fin de ayudar a los clientes que acuden a la farmacia, ya sea para mejorar su salud bucal en general o bien para prevenir o tratar la halitosis, conviene tener presente que existen dos maneras de asegurar una óptima higiene lingual:
• La primera de ellas es física, mediante el empleo de limpiadores linguales específicamente diseñados para la lengua.
• La segunda manera es química, ya que se basa en colutorios que contienen agentes antibacterianos, como la clorhexidina, el cloruro de cetilpiridinio y el lactato de zinc. La clorhexidina y el cloruro de cetilpiridinio eliminan las bacterias productoras de gases malolientes (disminuyendo, por tanto, su concentración), mientras que el lactato de zinc inactiva estos gases, consiguiendo que no se desprendan y produzcan efectos negativos en la cavidad bucal.
Para una higiene lingual completa, es aconsejable la combinación de ambos medios, especialmente en personas con halitosis.
También cuando el mal aliento ya ha hecho su aparición, el colutorio de HALITA® ha demostrado su eficacia: durante la fase activa del tratamiento se recomienda hacer gargarismos dos veces al día (mañana y noche), mientras que, una vez minimizado el problema, en la fase de mantenimiento, bastará un enjuague diario (por la noche).
El farmacéutico debe saber que limpiar la lengua con un limpiador lingual resulta de gran ayuda a la hora de tratar y prevenir la halitosis. Se recomienda realizar una limpieza lingual suave que alcance la zona posterior de la lengua dos veces al día (mañana y noche), utilizando el limpiador lingual. Imprescindible en la higiene oral diaria y diseñado para adaptarse perfectamente a las características morfológicas de la lengua, el limpiador lingual de HALITA® posee dos caras: un perfil ondulado, especial para adaptarse a la depresión central de la lengua, y un perfil liso, diseñado para limpiar los laterales. Se recomienda aclarar el limpiador después de cada pasada y enjuagarse con abundante agua al finalizar. El uso de estos elementos puede completarse con la pasta dentífrica, el colutorio y los sprays HALITA®.
Asimismo, las sedas y cintas dentales VITIS® y los cepillos interproximales Interprox® combaten el biofilm bucal en las zonas interproximales. Lo mismo ocurre con los irrigadores bucales Waterpik®, que pueden eliminar el biofilm bucal depositado en los dientes, las encías, la lengua y los lugares de difícil acceso, gracias a la aplicación directa de un chorro pulsátil de agua o colutorio.
Además, está clínicamente comprobado que su uso durante tres segundos elimina el 99,9% del biofilm dental ex-vivo. Sin olvidarse de que ofrecen una mayor sensación de limpieza y frescor en toda la cavidad oral.
TIPOS DE PAPILAS GUSTATIVAS Y SABORES ASOCIADOS
La mucosa del dorso lingual presenta cuatro tipos de papilas gustativas: caliciformes o circunvaladas, foliadas, filiformes y fungiformes. En función de su ubicación en el interior de la lengua, estas papilas son las encargadas de distinguir los distintos sabores:
• Dulce: punta de la lengua.
• Salado: bordes laterales anteriores.
• Ácido o agrio: bordes laterales posteriores.
• Amargo: parte posterior del dorso lingual.
• Umami: parte central de la lengua.
1. Hay que acudir al dentista e higienista dental al menos una vez al año.
2. Es necesario cepillarse los dientes a diario, durante al menos dos minutos, un mínimo de dos veces al día o después de cada comida.
3. Es importante cambiar los cepillos cada tres meses, pues pasado este tiempo los filamentos se desgastan y pierden efectividad.
4. Conviene utilizar cepillos de filamentos suaves y extremos redondeados que respetan el esmalte y las encías. Es importante acompañar el cepillado con pastas y colutorios específicos formulados con principios activos adecuados.
5. Se recomienda recurrir a cepillos interproximales, sedas y cintas dentales para la higiene interproximal.
6. El uso de colutorios con efecto antiséptico y antibacteriano ayuda a mantener la boca sana.
7. Antes de acabar la higiene bucal, conviene limpiar el dorso y la porción lateral de la lengua con un limpiador lingual, puesto que en ella se acumulan gran cantidad de bacterias.
8. Los limpiadores linguales permiten eliminar los residuos bacterianos y los alimentos de la parte posterior del dorso lingual.
9. Los irrigadores bucales eliminan el biofilm bucal de dientes, encías, lengua y lugares de difícil acceso.
10. Hay que reducir el consumo de determinados alimentos (como dulces o picantes) y dejar de fumar. Dos buenas medidas que evitan la aparición de caries y de halitosis.
• De Alba C, Martín C y Prieto M. La halitosis en la consulta de atención primaria. Form Med Contin Aten Prim 2010; 17: 613-615.
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