Estos días de Septiembre suponen ‘la vuelta al cole’ para todos, niños y mayores. La vuelta a las rutinas más o menos establecidas, a los hábitos también bastante establecidos y a las distintas actividades que ocupan nuestro tiempo libre.
Es un buen momento del año, quizá incluso mejor que el tradicional de año nuevo, para adquirir nuevos y saludables hábitos ya que el orden se instala en nuestras vidas después de los no pocos excesos estivales. Son ya clásicos los planteamientos de perder peso, apuntarse al gimnasio, aprender un idioma, tocar un instrumento musical, y un largo etcétera. En este sentido de conseguir el máximo bienestar físico y mental no deberíamos olvidar nuestra querida y apreciada boca.
Con ella comemos todos los días, hablamos, sonreímos, besamos, es nuestra carta de presentación ante los demás y si se descuida puede suponer una pérdida de calidad de vida muy importante. Aun sabiendo la importancia que tiene, no la cuidamos como se merece e incluso incurrimos en hábitos que la perjudican notablemente.
Uno de los más importantes es el abuso en el consumo de bebidas refrescantes con exceso de azúcares y con alta acidez, tan habitual es estos tiempos. Estas bebidas pueden suponer una auténtica bomba de relojería para el organismo tanto de niños como de no tan niños. A nivel bucal, cada vez hay más estudios que demuestran la relación entre el consumo de estas bebidas y la aparición de caries en todas las edades. Además, su alto poder erosivo puede desencadenar la aparición de hipersensibilidades dentales muy molestas y limitantes para quien las padece. A nivel sistémico, la exposición continua a altos niveles de azúcar, y junto con otros factores de riesgo conocidos, puede acabar precipitando a largo plazo en trastornos metabólicos que pueden derivar en diabetes y enfermedad cardiovascular.
La eliminación diaria de la placa dental o biofilm, que se forma sobre y entre los dientes, mediante cepillos, sedas, cintas y cepillos interproximales de calidad es la clave de la higiene bucodental
En este sentido, una correcta higiene bucal en frecuencia y en técnica puede ayudarnos enormemente. La eliminación diaria de la placa dental o biofilm, que se forma sobre y entre los dientes, mediante cepillos, sedas, cintas y cepillos interproximales de calidad es la clave de la higiene bucodental. Algo que parece tan básico sigue sin realizarse con la asiduidad requerida y con técnicas inadecuadas. La red está llena de recursos para ilustrar las técnicas de higiene bucodental más adecuadas, aunque lo ideal es que este aprendizaje se haga de la mano de los profesionales que más saben de esto: higienistas y odontólogos. Además, nos recomendarán las pastas y colutorios específicos para cada caso particular. Por ejemplo, mediante la aportación de elementos que refuercen las superficies de los dientes, como las nanopartículas de hidroxiapatita, se puede aumentar de forma considerable la resistencia de los dientes frente al ataque ácido procedente tanto del metabolismo bacteriano como de la dieta.
Sin duda, siempre es un buen momento para modificar nuestros hábitos más perjudiciales, pero empezar bien el curso puede hacer que lo acabemos con nota, al menos en salud.