Actualidad para profesionales de la odontología
28 abr 2015
Las enfermedades bucodentales, en general, y las enfermedades periodontales, en particular, se encuentran entre las más prevalentes del ser humano, incluyendo la caries, la gingivitis y la periodontitis. Sus consecuencias son relevantes a nivel bucal porque pueden provocar la pérdida de dientes, lo que tiene efectos sobre la salud, la función y la estética, afectando a la calidad de vida de las personas.
Además, en algunos estudios publicados en los últimos años, las enfermedades periodontales se han asociado con un incremento del riesgo de sufrir patologías sistémicas, como enfermedades cardiovasculares, diabetes o resultados adversos del embarazo. En sentido inverso, los problemas de salud a nivel de todo el cuerpo, como diabetes o enfermedades con inmunosupresión, favorecen el inicio y la progresión de las enfermedades periodontales.
En este contexto, la relación entre la actividad deportiva y la salud bucodental puede valorarse desde dos perspectivas: por un lado, la actividad deportiva forma parte de un estilo de vida saludable, cuyas consecuencias pueden favorecer la salud bucodental; por otro lado, entre los deportistas de élite, la salud bucodental puede tener influencia en el rendimiento.
Respecto a si la actividad deportiva, como parte del estilo de vida saludable, se asocia a una mejor salud bucodental, hace unos años un estudio en Japón realizado con 640 personas llegó a la conclusión de que una peor salud periodontal estaba relacionada con una disminución de la capacidad aeróbica, del equilibrio y de la velocidad de los pies (Wakai y colaboradores, 1999).
En Australia, Sanders y colaboradores (2009) realizaron un estudio epidemiológico en 359 australianos mayores de 18 años con periodontitis, frente a otro grupo control de 392 individuos sin periodontitis. Analizaron biomarcadores de inflamación sistémica, como la proteína C reactiva y la interleucina-1 beta, y observaron que los individuos que realizaban más deporte en su tiempo libre presentaban marcadores inflamatorios mucho más bajos que los que no lo hacían. Concluyeron, por tanto, que la actividad deportiva podría proteger frente a una respuesta inflamatoria excesiva en la periodontitis.
El grupo japonés de Shimazaki y colaboradores (2010) intentó establecer si existía algún tipo de relación entre obesidad, la buena salud física y la periodontitis. Para ello, evaluó a 1.160 japoneses entre 20 y 77 años, exploraron si presentaban o no periodontitis y establecieron su índice de masa corporal y su porcentaje de grasa corporal, así como su consumo máximo de oxígeno durante el ejercicio como indicador de buena salud física. Observaron que los individuos que presentaban menores índices de masa corporal y mayores consumos de oxígeno durante el ejercicio tenían mejor salud periodontal.
También es conocido que la obesidad puede ser un factor de riesgo de periodontitis, como se ha demostrado en una revisión sistemática (Suvan y colaboradores, 2011).
Por todo ello, se puede concluir, según los estudios actuales, que las personas que realizan deporte de manera habitual y que presentan un índice de masa corporal adecuado, podrían tener menor riesgo de sufrir periodontitis. Estos resultados deben considerarse con prudencia, ya que son estudios de asociación y no estudios experimentales.
Un grupo de investigadores británicos (Ashley y colaboradores, 2015) ha publicado recientemente un trabajo de revisión en el que analizó 34 estudios realizados en diferentes grupos de deportistas de élite de distintas disciplinas.
Los resultados señalaron que, en general, la salud bucodental de los deportistas de élite no era adecuada: la prevalencia de traumatismos oscilaba entre el 14% y el 47%; la caries dental, entre el 15% y el 75%; la erosión dental, entre el 36% y el 85%, y la periodontitis era del 15%. Además, entre un 5% y un 18% de los deportistas señalaba que sus problemas de salud bucodental o sus traumatismos podrían haber tenido una influencia negativa en su rendimiento deportivo.
El mismo grupo (Needleman y colaboradores, 2013) había realizado previamente una evaluación de la salud bucodental de 278 deportistas durante los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, detectando que el 55% presentaba caries dental; el 45%, erosión dental; el 76%, gingivitis, y el 15%, periodontitis. Además, el 40% estaba preocupado por sus problemas de salud bucodental, para el 28% estos problemas repercutían en su calidad de vida y para el 18% afectaban a su rendimiento deportivo.
En el análisis de las causas de esta peor salud bucodental de los deportistas de élite, se pueden enumerar varias:
• Factores nutricionales, como el consumo frecuente de carbohidratos y de bebidas energéticas muy ácidas.
• Alteración de los mecanismos inmunológicos por la deshidratación, la boca seca y el entrenamiento intensivo.
• Pocos conocimientos sobre salud bucodental y frecuentes hábitos nocivos.
• Falta de medidas de prevención eficaces.
Por otro lado, las causas de un peor rendimiento deportivo podrían ser la presencia de dolor, una peor calidad de vida, un menor bienestar y la presencia de inflamación sistémica.
Debido a los resultados de los estudios previamente descritos, un informe de consenso, preparado para solicitar acciones efectivas hizo las siguientes recomendaciones (Needleman y colaboradores, 2014, 2015):
* Las enfermedades bucodentales son prevenibles con la ayuda de intervenciones de bajo coste económico e impacto.
* Algunas de las intervenciones requieren cambios de hábitos y cumplimiento a largo plazo, y para conseguirlo deben incluirse dentro de aspectos más generales de cuidado y hábitos.
* Estas intervenciones pueden mejorar el bienestar y la salud, así como el rendimiento deportivo.
* Debe haber una evaluación periódica de la salud bucodental, especialmente antes de iniciar las temporadas, para evaluar los efectos preventivos y tratar las patologías que aparezcan.
Cristina Serrano -
Profesora del Máster de Periodoncia, Universidad Complutense de Madrid. Grupo de trabajo SEPA-Sociedad Española de Diabetes.
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