Actualidad para profesionales de la odontología
09 mayo 2018
Dídac Sotorra Figuerola. Socio titular de la SECIB. Profesor de la Unidad de Medicina Bucal, ATM y Dolor Orofacial del Máster de Cirugía Bucal e Implantología Bucofacial de la Universidad de Barcelona.
La definición más aceptada de leucoplasia oral (LO), descrita por la Organización Mundial de la Salud (OMS), refiere que es toda aquella lesión o placa predominantemente blanca de comportamiento cuestionable, habiendo excluido clínica e histopatológicamente cualquier otra enfermedad o trastorno blanco definible(1,2).
A pesar de ser el trastorno oral potencialmente maligno más frecuente, su prevalencia estimada es menor al 1% en la población general. La LO convencional afecta mayormente a hombres. El periodo de edad de más incidencia suele ser la quinta década de la vida en varones y la séptima década en mujeres, y rara vez aparece en las dos primeras décadas de la vida(3).
Se suele relacionar estrechamente con el consumo de tabaco, aunque también puede aparecer en individuos no fumadores, en cuyo caso se considera idiopática. Clásicamente, la LO se ha dividido según sus características clínicas: homogéneas y no homogéneas. Estas últimas, a su vez se subdividen en eritroleucoplasias, nodulares y exofíticas(4).
Inicialmente el diagnóstico provisional es clínico tras una completa anamnesis y una minuciosa exploración bucal. Para llegar a un diagnóstico definitivo es imprescindible realizar siempre una biopsia y un estudio histopatológico.
La tasa de transformación maligna de la leucoplasia en un cáncer es muy variable, pero se ha establecido que el riesgo anual de malignización es del 2 al 3%(4).
Existe una forma particular de leucoplasia oral conocida como «leucoplasia verrugosa proliferativa» (LVP) o «leucoplasia multifocal proliferativa». Fue descrita por primera vez en 1985 por Hansen y colaboradores(5) y se trata de una forma de leucoplasia especialmente agresiva. Se suele relacionar con mujeres no fumadoras alrededor de la sexta década de vida. Se caracteriza por la presentación de múltiples placas blancas que crecen y se extienden por la mucosa oral afectando predominantemente la encía y la mucosa yugal(6,7). Las características clínicas más llamativas son su multifocalidad, el largo tiempo de evolución y la alta tasa de malignización, superior al 50%(8).
Por lo que respecta al tratamiento de la LO y la LMP, se han sugerido diferentes alternativas terapéuticas: eliminación quirúrgica convencional, cirugía mediante láser de CO2 y tratamiento con retinoides, entre otros(4,6,9). Por ahora, ninguno de estos tratamientos tiene suficiente evidencia científica y no han demostrado ser efectivos en evitar la recurrencia y la malignización de la leucoplasia. Nuestra recomendación es realizar seguimientos estrictos periódicos para detectar cuanto antes un cambio de comportamiento y así poder realizar una biopsia y un diagnóstico precoz.
Se trata de una paciente mujer de 46 años de edad que fue remitida al Máster de Cirugía Bucal e Implantología Bucofacial de la Universidad de Barcelona por presentar varias lesiones blancas asintomáticas en la mucosa oral.
La paciente no tenía antecedentes médicos de interés ni refería hábitos tóxicos (no consumía tabaco ni alcohol).
En la exploración clínica intraoral se reconocieron varias placas blancas homogéneas y no homogéneas, bien definidas e irregulares (figuras 1-4). Ninguna de las lesiones blancas se desprendía al raspado ni era dura a la palpación.
El diagnóstico clínico provisional fue de leucoplasia verrugosa proliferativa/leucoplasia multifocal proliferativa y se realizaron varias biopsias incisionales para obtener un análisis histopatológico.
Se observó una hiperplasia epitelial con hiperqueratosis y una displasia epitelial de bajo grado (leve) en la zona del suelo de la boca (figura 5).
Con todos estos datos se realizó el diagnóstico definitivo de leucoplasia verrugosa/ multifocal proliferativa. Debido al alto riesgo de malignización de las lesiones, se decidió realizar un plan de seguimiento estricto de la paciente con revisiones periódicas cada 3-6 meses y se la instruyó en la autoexploración oral para la detección precoz de cualquier novedad o cambio en el proceso.
CONCLUSIONES
Es fundamental realizar un diagnóstico precoz de la LO antes de que se produzca un carcinoma. El cáncer oral es una neoplasia maligna frecuente que ocupa hasta la sexta posición en frecuencia respecto el resto cánceres. Además, hoy en día presenta todavía una gran morbilidad y una alta mortalidad, con una supervivencia a los cinco años menor del 50%. Son unas cifras alarmantes teniendo en cuenta el fácil acceso de la cavidad oral a la exploración clínica que permitiría realizar un diagnóstico precoz. Hay que remarcar la importancia del odontólogo y del higienista bucodental en la prevención primaria y el diagnóstico precoz de los trastornos orales potencialmente malignos y del cáncer de boca, ya que son los profesionales de la salud que tienen un mayor acceso a esta región. Además, es importante recordar que se hace imprescindible realizar una biopsia y estudio histopatológico de cualquier lesión de la cavidad oral sospechosa o que no cura en 15 días.
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