Actualidad para profesionales de la odontología
10 oct 2018
Juan Cervera Ballester. Máster de Cirugía Bucal e Implantología, Universitat de València. Miembro asociado de la SECIB.
Isabel Menéndez Nieto. Máster de Cirugía Bucal e Implantología, Universitat de València. Miembro asociado de la SECIB.
David Peñarrocha Oltra. Profesor ayudante y doctor de Cirugía Bucal. Profesor colaborador del Máster de Cirugía Bucal e Implantología, Universitat de València. Miembro asociado de la SECIB.
Miguel Peñarrocha Diago. Catedrático de Cirugía Bucal. Director del Máster de Cirugía Bucal e Implantología, Universitat de València. Miembro titular de la SECIB.
La cirugía periapical permite eliminar una lesión periapical conservando el diente causal en los casos en los que no se puede resolver mediante un tratamiento de conductos convencional(1,2).
El objetivo de la cirugía periapical es conseguir la regeneración tisular del periápice. Para ello es necesario extirpar toda la lesión periapical mediante el legrado y la resección del ápice radicular, así como aislar los conductos radiculares con un adecuado sellado apical que impida la filtración y la presencia de irritantes, evitando la recidiva infecciosa(1).
Las mejoras técnicas introducidas en la cirugía periapical han permitido reducir sus contraindicaciones. Sin embargo, todavía no existe un consenso claro entre los profesionales de las distintas escuelas dentales sobre las indicaciones y contraindicaciones de la cirugía periapical(3).
A lo largo de los años han surgido diferentes clasificaciones a la hora de seleccionar qué casos son susceptibles de cirugía periapical y cuáles de intentar un retratamiento de conductos.
En 2005, y siguiendo el protocolo establecido por la European Society of Endodontology (ESE) previamente (1994)(4), Von Arx(1) propuso cuatro indicaciones básicas para realizar la cirugía periapical:
1. Cuando el conducto radicular está obstruido (sin posibilidad de hacer reendodoncia) y existen signos radiográficos o síntomas clínicos.
2. Cuando hay sobreextensión del material de obturación y signos radiológicos o síntomas clínicos.
3. Cuando fracasa el tratamiento endodóncico y no es apropiado realizar la reendodoncia.
4. En caso de perforaciones radiculares con signos radiográficos o síntomas clínicos imposibles de tratar por vía ortógrada(2).
Las causas más habituales de la obstrucción de un conducto radicular son:
• Curvaturas pronunciadas (figura 1).
• Calcificaciones (figura 2).
• Fracturas de instrumentos dentro del conducto (léntulos o limas) (figura 3).
• Restauraciones protésicas de difícil retirada, ya sea por riesgo de fractura de coronas cerámicas o por ser prótesis colocadas sobre grandes restauraciones difíciles de eliminar (espiga-muñón, perno)(2,5,6,7).
Al sobrepasar el ápice con la lima de endodoncia, se ensancha el foramen apical(8) y es posible que el cemento o la gutapercha salgan fuera del conducto. En ocasiones, este material desbordante es tolerado por los tejidos sin producir sintomatología(2), pero en algunos casos puede irritar los tejidos periapicales, produciendo una reacción inflamatoria ante un cuerpo extraño(9) (figura 4).
La causa de este fracaso no es otra que la presencia de bacterias en el sistema de conductos y/o a nivel extrarradicular(10).
La infección mantenida tiene su origen en las limitaciones clínicas del tratamiento de conductos: errores iatrogénicos, conductos no tratados o insuficientemente conformados y/o irrigados y obturación tridimensional deficiente, o en complicaciones surgidas durante el tratamiento(11).
Por un error en la técnica, se puede producir una desviación en la dirección durante la preparación del conducto y perforar la raíz.
Las perforaciones se pueden tratar como si fueran un conducto accesorio, instrumentando y obturando por métodos no quirúrgicos(12,13). Si se localizan en el tercio apical, se tratan con una cirugía periapical para eliminar con la apicectomía el fragmento perforado(14).
En las fracturas radiculares horizontales tratadas endodóncicamente en las que aparecen síntomas de afectación del fragmento apical, el tratamiento más indicado es la retirada quirúrgica de éste y la cirugía apical del fragmento coronario(14) (figura 5).
Otra indicación de cirugía apical es ante lesiones periapicales radiotransparentes amplias, de más de 8-10 milímetros de diámetro. De esta forma, se extrae la lesión y se puede realizar su examen histológico, evitando que pueda tratarse de una lesión maligna no diagnosticada(2).
04 nov 2022
INTRODUCCIÓN La obtención de los injertos de tejido concectivo subepitelial, son el resultado de la despitealización del tejido…
17 oct 2022
La nutrición y la dieta pueden influir, tanto directa como indirectamente en la salud bucal y general (o sistémica) de los pacientes…
17 oct 2022
Cuidar la salud general del paciente que acude a la clínica dental por un problema odontológico debe ser un fundamento de la…
Suscríbete a la newsletter de DENTAID Expertise
Suscríbete a la newsletter