Actualidad para los profesionales de farmacia
01 ago 2014
El irrigador bucal fue inventado por un odontólogo, el doctor Gerald Moyer, y un ingeniero, John Mattingly, a finales de la década de los cincuenta en Estados Unidos y se presentó a los profesionales de la odontología en una convención en Texas en el año 1962. Se trata de un dispositivo que libera un chorro pulsátil de agua, sola o mezclada con algún antiséptico, y que produce una fase de compresión y descompresión que resulta ideal para eliminar los restos de alimentos y biofilm, y masajear la encía sin dañarla.
La presión es crítica para estos aparatos y tiene que encontrarse entre 50 y 90 psi para ser efectiva(1). La pulsación, que se encuentra alrededor de 1.200 impulsos por minuto, crea dos zonas de actividad hidrocinética: la zona supragingival, donde impacta primero el chorro, y la zona de lavado, que es el área subgingival donde la solución se irriga y penetra.
Gracias a su comodidad, los irrigadores bucales ofrecen un buen cumplimiento por parte de los pacientes y se incorporan con facilidad en la rutina de higiene bucal diaria. La boquilla debe dirigirse hacia la superficie dentaria y dejarse unos segundos en cada superficie. Hay que recorrer todos los dientes y se recomienda seguir siempre el mismo recorrido para no olvidar ningún diente.
Se pueden utilizar distintos tipos de solución, pero lo más recomendable es el agua sola, por ser lo más económico y disponible, con ausencia de efectos secundarios y avalado por los estudios científicos.
Otro tipo de solución estudiada es el agua mezclada con clorhexidina. En algún estudio se ha podido comprobar una mejor penetración interproximal y subgingival en comparación con el uso de colutorios(2).
La eficacia y la seguridad de los irrigadores han sido demostradas en multitud de estudios que han evaluado el tejido blando tras el uso del irrigador y han concluido que no se producía ningún daño y que incluso se observaba un impacto positivo en la capa de encía queratinizada y en la vascularización capilar(3).
Se ha demostrado científicamente que el irrigador bucal reduce varios parámetros clínicos, incluyendo el biofilm o placa dental, el cálculo, el sangrado, la gingivitis, los patógenos periodontales, la profundidad de sondaje y los mediadores de la inflamación.
La eliminación mecánica del biofilm es uno de los métodos más eficaces para controlarlo. La acción de lavado del irrigador puede provocar cambios cuantitativos y cualitativos en el biofilm o placa dental a través de su dilución y disgregación. En un estudio in vitro e in vivo de biofilms mediante microscopia electrónica de barrido, se observó una reducción de casi el 99,9% de ese biofilm después de una aplicación de 3 segundos sobre la superficie a tratar(4).
En otro estudio en pacientes, se comparó el uso de cepillado más irrigación con el uso de cepillado más hilo dental y se observó una mayor reducción de placa en los pacientes que usaban irrigación(5). Además, y gracias a las boquillas especiales disponibles, el acceso al biofilm subgingival es mayor incluso cuando existen bolsas periodontales. Del mismo modo, la reducción del cálculo es significativa con estos dispositivos.
También se ha podido observar cómo el irrigador bucal reduce la gingivitis y el sangrado en el sondaje de forma significativa. En un estudio realizado por la Universidad de Nebraska (Estados Unidos) en 105 individuos y durante cuatro semanas, se observó cómo el uso del irrigador bucal junto con un cepillo manual o eléctrico mejoraba parámetros de sangrado y gingivitis –prácticamente el doble de efectividad– respecto al uso del cepillado con hilo dental(6). Del mismo modo, en otro estudio reciente se ha demostrado que la combinación del cepillo manual con un irrigador bucal es el doble de eficaz en la reducción del sangrado en el sondaje en comparación con el cepillado más hilo dental(7).
Respecto a la inflamación, se ha visto que el irrigador bucal la disminuye no sólo por la reducción del biofilm, sino también por los cambios en la estructura del biofilm que hacen que resulte menos patógeno para el huésped(8). Esto se demostró en otro estudio al observarse una reducción significativa de citoquinas y mediadores proinflamatorios como IL-1ß y PGE2 (9), lo que explicaría ese mecanismo y apoyaría el uso del irrigador en personas que tienen dificultad para controlar el biofilm.
Asimismo, se ha demostrado que el irrigador reduce el nivel de bacterias subgingivales patógenas hasta 6 milímetros, independientemente de la solución utilizada, y además se puede ver favorecido por el uso de boquillas especiales para aplicación en zonas de difícil acceso.
Los irrigadores bucales se han estudiado en diferentes situaciones clínicas especiales. Un estudio comprobó que en personas con diabetes el irrigador bucal junto con boquillas periodontales mejoraba los parámetros de biofilm, sangrado y gingivitis, además de reducir la expresión de los mediadores de inflamación destructivos IL-1ß y PGE2 (10).
Otro estudio reciente ha demostrado la seguridad y la eficacia del irrigador bucal junto con una boquilla especial en pacientes con implantes. Se comparó el uso de cepillado más irrigación con el uso de cepillado más hilo dental y se observaron diferencias muy significativas para la reducción del sangrado en favor de los pacientes que usaron la irrigación( 11).
También se ha visto que el irrigador bucal puede ser de gran utilidad en pacientes periodontales que se encuentran en terapia de mantenimiento periodontal y como auxiliar a las medidas de higiene bucal regular, reduciendo la inflamación gingival, el sangrado en el sondaje y la profundidad de sondaje(12).
Por último, en pacientes portadores de ortodoncia también se ha observado una mejora significativa del sangrado y la inflamación con el uso del irrigador bucal frente a los casos en que sólo se utilizó el cepillo, e incluso una mejora significativa frente al uso de cepillo e hilo dental(13). Los diferentes estudios mencionados en este artículo están basados en estudios realizados con irrigadores bucales Waterpik®.
Dr. Xavier Calvo - Medical Advisor de DENTAID
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