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30 ago 2015
La sensibilidad dental se define como un dolor dental agudo causado por la exposición de la dentina y que aparece tras el contacto con estímulos externos aparentemente inofensivos como el calor o el frío, dulces o ácidos, o por tacto, y que no puede asociarse con cualquier otro tipo de patología bucal.
Existe cierta controversia sobre la etiología de este dolor, siendo la hipótesis hidrodinámica la más aceptada. Según esta hipótesis, los fluidos que están dentro de los túbulos dentinarios se alteran por cambios térmicos, físicos u osmóticos, estimulando receptores de presión que conducen a la excitación nerviosa, la cual se traduce en el dolor dental(1,2).
En situación de salud, la dentina está protegida del medio oral por el esmalte (corona) y por el cemento (raíz). El esmalte es la parte más dura del organismo. El cemento, mucho más fino, débil y poroso que el esmalte, se encuentra protegido por la encía. Sin embargo, en determinadas zonas, sobre todo en el cuello de los dientes, puede existir poco esmalte o cemento que, si se pierden, exponen los túbulos dentinarios al medio oral.
Si existe recesión gingival, la fina capa de cemento queda en contacto con el medio oral y con frecuencia se pierde, ya que se desgasta por el cepillado dental y el uso de seda o palillos de dientes(3).
La prevalencia de la sensibilidad dental es del 25%-30%(4), variando en función del grupo de población estudiado (más prevalente en individuos con enfermedad periodontal y fumadores). Se podría suponer que la sensibilidad dental aumenta con la edad, ya que el desgaste del esmalte y la retracción gingival serían mayores. Sin embargo, se observa que el mayor número de casos se da en la población entre 30 y 40 años, más prevalente en mujeres. Esto se debe a que al aumentar la edad disminuyen la permeabilidad de la dentina (se esclerosa) y la sensibilidad de los nervios. La dentina esclerosada y la dentina secundaria que se va formando son menos sensibles a estos estímulos.
La mayoría de los casos de sensibilidad dental están asociados a recesiones gingivales (68%). La sensibilidad más común es por contacto con frío, y es más frecuente su aparición en los caninos (25%) y premolares (24%), y en las caras vestibulares (93%)(5).
Higiene bucal deficiente
El cepillado con excesiva fuerza puede provocar recesión gingival (sobre todo en biotipos gingivales finos), abrasión cervical y apertura de túbulos dentinarios. Además, es importante el momento del cepillado, ya que, si se realiza justo antes o después de haber ingerido comidas y bebidas ácidas, el desgaste del esmalte y del cemento puede ser mayor. Por otra parte, una mala higiene bucal permite la acumulación de biofilm bucal (placa bacteriana), sobre todo a nivel cervical, lo que puede destruir el esmalte y el cemento.
Dietas y bebidas ácidas
Determinados alimentos tienen un pH bajo que contribuye a la erosión del esmalte y del cemento, como pueden ser los cítricos, las mermeladas, el yogur, el té, el vino o los refrescos.
Tratamientos odontológicos
La cirugía periodontal y, en menor medida, el raspado radicular pueden provocar una ligera eliminación del cemento y un desplazamiento apical del margen gingival, lo que puede resultar en una recesión gingival.
Los tratamientos de blanqueamiento en clínica usan procedimientos y sustancias que pueden provocar sensibilidad dental pasajera, mayor en el caso de recesión gingival.
Bruxismo
Los pacientes que sufren bruxismo tienen desgastes y fracturas incisales y oclusales. Las tensiones derivadas del rechinar de los dientes provocan su flexión a nivel cervical y la pérdida de los cristales que lo conforman, permitiendo el contacto de la dentina con el medio oral.
Enfermedades generales
Las patologías que cursan con ácidos en boca y que, por tanto, producen una mayor erosión dental (por ejemplo, úlcera gástrica, anorexia y bulimia) también pueden causar sensibilidad dental.
¿CÓMO RECONOCER UN CASO DE SENSIBILIDAD DENTAL?
El síntoma que presentan los pacientes con sensibilidad dental es un dolor de las siguientes características:
· Dolor exagerado ante un estímulo sensitivo leve.
· Duración del dolor limitada al tiempo que dura el estímulo.
· Perfecta localización del diente afectado y de la zona de dolor en el diente.
La sensibilidad dental puede ser un problema dental muy incómodo que afecta a la vida de quienes la sufren. En primer lugar, las personas con sensibilidad dental tienden a evitar los estímulos que la producen (algunos alimentos ácidos o dulces, determinadas temperaturas de los mismos, etc.), por lo que dejan de consumir alimentos y bebidas de su agrado.
Sin embargo, clínicamente es más importante el hecho de que los pacientes con sensibilidad dental tienen una peor higiene bucal a causa del dolor que sufren cuando la realizan. Esto se traduce en una menor dedicación al cepillado y una menor eficacia del mismo, por lo que se acumula más biofilm bucal y, por tanto, hay mayor prevalencia de patologías relacionadas, como caries, gingivitis y periodontitis.
Para el tratamiento de sensibilidad dental es fundamental una correcta higiene bucal con productos específicos:
• Cepillo dental específico para sensibilidad dental, con filamentos extrasuaves para una limpieza delicada, utilizando una adecuada técnica de cepillado.
• Pasta dentífrica o gel no abrasivos y colutorios con principios activos para la sensibilidad dental.
Cuando estas medidas ambulatorias no logren reducir o eliminar la sensibilidad dental, se realizarán tratamientos en clínica como la aplicación de geles desensibilizantes, resinas adhesivas para sellar los túbulos o injertos de encía para cubrir las recesiones. En casos muy extremos se puede acabar desvitalizando el diente con una endodoncia si fuera necesario(6).
· Si se han consumido alimentos o bebidas ácidos, dejar pasar un tiempo (cinco minutos) antes del cepillado para que la saliva pueda neutralizar el pH ácido y el esmalte no esté reblandecido en el momento del cepillado, reduciendo así su desgaste. Consumir alimentos que contrarresten el efecto erosivo sobre el esmalte (leche, queso, etc.).
· Utilizar cepillos específicos para sensibilidad dental con filamentos de extremos redondeados y texturizados para no dañar dientes y encías. No presionar demasiado durante el cepillado. Usar pastas dentífricas poco abrasivas.
· Evitar el uso inapropiado de los palillos dentales. Existen elementos de higiene interproximal que cuidan los dientes y las encías.
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