Actualidad para los profesionales de farmacia
30 ago 2015
El cepillo dental es el elemento básico en la higiene bucal, pues, a través de la acción física de barrido que se realiza durante el cepillado diario, desempeña una doble función muy importante: control del biofilm bucal (placa bacteriana) y eliminación de los restos de alimentos que quedan en la boca tras las comidas. De ahí la importancia de renovarlo de forma periódica para que cumpla ambas tareas de manera eficaz. Y es que, con el paso del tiempo y tras un uso continuado, los filamentos del cepillo pierden su eficacia y pueden llegar a dañar los tejidos bucales, sin olvidar que constituyen un medio ideal para el crecimiento de bacterias.
Después de utilizar el mismo cepillo de dientes durante tres meses, y en ocasiones incluso antes, los filamentos del mismo tienden a deteriorarse y a abrirse hacia los laterales del cabezal, por lo que ya no resultan tan resistentes y pierden efectividad. En este estado no consiguen realizar su función con éxito y resulta más complicado llegar a zonas de difícil acceso debido a la deformación de sus filamentos. El resultado final puede ser incluso perjudicial, porque puede llegar a desgastar los dientes o a dañar las encías.
Por otro lado, los filamentos del cepillo dental constituyen un medio ideal para el crecimiento de bacterias, hongos y otros gérmenes, sobre todo cuando el ambiente es húmedo y poco aireado. Aunque su acumulación y desarrollo es inevitable, se pueden mantener a raya.
Con el fin de ayudar a conservar el cepillo en óptimas condiciones, desde la farmacia se pueden dar algunos consejos a los clientes. En primer lugar, después de cepillarse los dientes, lo ideal es que aclaren el cepillo con agua caliente y, a continuación, lo sacudan o bien lo sequen para eliminar el exceso de agua. Para proteger el cabezal y los filamentos de bacterias del ambiente, se recomienda también que utilicen siempre el capuchón. Éste debe tener orificios que permitan el paso del aire para minimizar un ambiente húmedo entre los filamentos.
Asimismo, es muy importante que guarden el cepillo dental en posición vertical, lo que permitirá, por un lado, que pueda secarse bien y, por otro, evitará el contacto con superficies susceptibles de tener bacterias. Y aunque muchas personas optan por colocarlo en un vaso portacepillos, es especialmente importante que no entre en contacto con otros cepillos cuando se guardan todos juntos en un mismo lugar para evitar la contaminación cruzada.
Hay que recordar a los clientes que acudan a la farmacia que, a pesar de que parezca que el cepillo de dientes está en buen estado, éste debe renovarse aproximadamente tras tres meses de uso, pues el acúmulo de bacterias puede ser excesivo. No obstante, se trata de un período de tiempo aproximado que, en algunos casos, se acorta significativamente. Es lo que ocurre después de haber tenido algunas enfermedades infecciosas, como un resfriado o una gripe, ya que los gérmenes pueden permanecer en el cepillo y causar una recaída.
Los niños también tienden a desgastar los filamentos del cepillo más rápido de lo habitual debido a que suelen cepillarse con un movimiento irregular, por lo que los padres deben revisar el estado de sus cepillos regularmente. Es lo mismo que les pasa a las personas portadoras de ortodoncia o a las que se cepillan los dientes de forma muy enérgica: al deteriorar más rápidamente los filamentos, precisan de un cambio de cepillo más frecuente.
• Se recomienda cambiar el cepillo ante los primeros síntomas de desgaste: filamentos abiertos o desgastados. La contaminación microbiana es mayor en los cepillos con filamentos dañados o muy usados.
• Hay que limpiar bien el cepillo después de cada uso para eliminar restos de comida y de posibles bacterias que podrían proliferar alrededor de los filamentos.
• También es importante guardarlos lo más secos posible, para evitar la proliferación de bacterias con la humedad.
• Deben guardarse en posición vertical para que se ventilen, con el capuchón puesto y de forma que no entren en contacto con otros cepillos.
Tan importante como renovar periódicamente el cepillo de dientes es la elección del mismo. Los cepillos dentales VITIS® presentan una calidad y unas características que los hacen únicos y los convierten en la mejor opción:
• Filamentos de Tynex® de alta calidad. Minimizan la retención de humedad y son de secado rápido para evitar la acumulación de bacterias u otros microorganismos. Presentan un perfil ondulado o en forma de V para facilitar el acceso a la zona interproximal, o plano para respetar las encías delicadas. Asimismo, disponen de extremos redondeados y texturizados que cuidan y protegen los dientes y las encías.
• Zona monotip. Área del cabezal destinada a desorganizar el biofilm dental más resistente gracias a una distribución más compacta de sus filamentos.
• Capuchón. Está diseñado con una guía de entrada para que los filamentos se sequen libremente sin tocar sus paredes internas. Gracias a sus orificios y a su fácil acceso, permite la libre circulación de aire y minimiza la formación de colonias bacterianas al evitar la retención de humedad.
• Cabezal. La forma redondeada y el tamaño del cabezal de los cepillos VITIS® optimizan la técnica del cepillado y permiten llegar hasta las áreas de más difícil acceso (zonas posteriores). Puede elegirse dos tamaños: normal y pequeño (access).
• Cuello. Gracias a que el material es flexible y maleable se consigue proteger dientes y encías de posibles sobrepresiones durante el cepillado, permitiendo su flexión y torsión hasta adquirir la forma deseada para adaptarse a las necesidades de cada boca y usuario. Posee además una gran resistencia que previene de posibles fracturas del cepillo durante su uso.
• Mango. Anatómico y flexible, la zona de agarre con estrías de sujeción facilita su uso, evitando deslizamientos durante el cepillado. Y liso, para minimizar la acumulación de suciedad o bacterias sobre el mismo.
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